Y toda esta actividad efervescente se va contagiando a otras zonas vecinas como Blanquerna o Arxiduc. La oferta de restauración se está multiplicando y se ha convertido en la meca de aquellos que celebran cenas y comidas y todo ello, como dato interesante, con una mayoría de clientes residentes. Zonas antaño más populares como Santa Catalina o La Llonja han quedado en manos de clientes y restauradores muchos de ellos extranjeros.
En Arxiduc se han producido aperturas de restauración sonadas como el Liu Hot Pot, en Blanquerna ha abierto una nueva sucursal de la cafetería de especialidad Mama’s Carmen y junto a la sala Rívoli ya se está preparando la apertura de un restaurante, Calma y Caos, en lo que fue durante décadas una pastelería. La onda expansiva de aperturas lleva incluso a los inicios de la calle General Riera, con oferta de restaurantes de comida asiática.
Quien conoce a fondo estos movimientos es Mateo Cunill, que justo esta semana se ha jubilado después de décadas trabajando y emprendiendo en la calle Sant Miquel, en La Filadora, y después en su tienda de Los Geranios, que ha cerrado de manera definitiva esta semana tras su jubilación.
«Los locales de Los Geranios están ahora casi al 100 por cien de ocupación», asegura Cunill, que recuerda hubo épocas en las que esta zona contigua a Sant Miquel estaba solo al 60 por cien. «La reforma de Plaça d’Espanya hacía mucha falta» y aunque reconoce que la zona está en auge «el tejido comercial tradicional ha caído un 30 por ciento pero las grandes superficies no ha cerrado».
Los cines no son ajenos a este boom en el nuevo centro de Palma. Las salas Augusta y Rívoli, las supervivientes del centro de Palma junto con Cine Ciutat, están notando el repunte de la zona. Sebastià Salom, nieto del fundador del cine Rívoli, asegura que «confirmamos que el eje cívico de Blanquerna ha sido un éxito desde que se hizo peatonal».
En sus salas no se acogen solo los estrenos de la cartelera, con una buena afluencia de publico, sino que han diversificado el negocio y también acogen en sus butacas presentaciones de libros o festivales de monólogos como el FesJajá. «Está obteniendo una gran respuesta», asegura Salom. Junto con Juan Salas, forma la sociedad Aficine, que cuenta con más pantallas de cine en toda la Isla. Salas es el propietario de la sala Augusta, justo en la Plaça d’Espanya, y es testigo directo de la revitalización de la zona.
«Desde que acabaron las obras hay muchísima gente. Si hay películas, hay espectadores en el cine y ahora tenemos muchísima circulación de peatones». Este trasiego de ciudadanos acaba beneficiando a este veterano multicine que cuenta con más de 70 años de vida. El secreto esta, según Salas, en «la cantidad de paradas de autobuses que concentra la Plaça d’Espanya», que se suma además a la multitud de pasajeros que atrae la Estación Intermodal, que atrae a residentes de la Part Forana hasta el corazón de Palma.
«Solo nos falta el nuevo cuartel de la Policía Local», asegura Salom, lo que era «un diez para la zona por el incremento de la seguridad, uno de los problemas que teníamos hasta ahora». Aunque una de las quejas de los comerciantes de la zona es la falta de aparcamiento, tanto Rívoli como Augusta ofrecen dos horas gratuitas en el aparcamiento de Comte de Sallent, «para que la gente pueda ir también de compras, de paseo o cenar». Salom hace balance de la transformación de Plaça d’Espanya: «Antes era una zona mas financiera. Ahora hay comercio desde El Corte Inglés hasta Vía Alemania».
Miquel Ferrer, propietario de Rata Corner, dio el salto del Casc Antic hasta la calle Antoni Marqués, frente al cine Rívoli. «Aquí hay mucho movimiento, todo lo que cierra se vuelve a abrir». Y asegura que ha habido un desplazamiento de la actividad desde la Plaça de Cort y Plaça Major hasta Plaça d’Espanya. Esto es, al fin y al cabo, un centro comercial al aire libre. Es decir, lo que tendría que ser una ciudad con sus tiendas, restaurantes y demás actividades».
Mientras el Casc Antic ha cambiado «por la falta de residentes, que murieron por envejecimiento y han sido sustituidos por extranjeros, en barrios como este la gente vive y trabaja aquí». Al final, los residentes han sabido buscar su hueco en el nuevo epicentro de la ciudad.
Carolina Domingo, presidente de Pimeco, confirma que «la gente que se va desplazando hacia zonas más fáciles de acceder. En Plaça d’Espanya hay aparcamiento y muchas frecuencias de buses. Por su parte, Cunill, que es vicepresidente de Pimeco, lanza una carta a los Reyes Magos: «Soterrar las Avenidas o un puente para el tráfico de coches. Es necesario para unir de manera peatonal Plaça d’Espanya con el parque de Ses Estacions. Aunque sé que es imposible». Otra propuesta de Cunill es «un metro como el de Barcelona o Madrid».
10 comentarios
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XTú no has visto mucho mundo!!
CococolasI love you
Nuevo epicentro, vaya, pues subamos más los precios de la vivienda en la zona entonces, que está de moda............
Ui sí, quina " " "reforma" " " que han fet a sa plaça Espanya ; "guapa", "guapa", tu. Pfffff.
Pues a ver cuándo revitalizan otras zonas de Palma como Es Fortí- Plaza Madrid, Son oliva, Serralta, Can Redó... A ver cuándo reforman las calles, hay más iluminación, hay más limpieza...
Epicentro latinoamericano
Plaza de España, donde menos del 10 % de los paseantes son españoles.
CococolasVíctimas de la LOGSE.
Cuánto más se restrinja la movilidad en coche y moto en el centro de las ciudades, más se desplazaran los negocios hacía la periferia.Y el centro se limita a hoteles y alquiler turistico.Tenemos politicos ciegos de la realidad.
Buenos días. Me llama muchísimo la atención el uso de la palabra epicentro para referirse al centro. Ultimamente se esta haciendo muy común usar dicho vocablo en lugar la término correcto, centro. Lo curioso es que, de momento, solo noto este mal uso dentro del lenguaje periodístico. Puede que algún periodista lo usase en su día como analogía o de forma metafórica; que tendría cabida, por supuesto. No obstante, en este articulo el concepto de centro, nada tiene que ver con un epicentro, ni con hipocentro, que sería el auténtico centro real. El periodista firmante parece desconocer que un epicentro no es en realidad el centro, si no la proyección del centro en superficie. El centro real, donde se cuece el meollo se denomina hipocentro. Vaya lío. Resulta más práctico usar el significante centro para referirse al centro. Mis profesores siempre recomendaron a sus alumnos que era mejor usar palabras que conocieramos bien, tanto por su significado, como sus acepciones. Todo ello sin menoscabo de ir ampliando el léxico lentamente pero con paso firme. O sea; olvidemos los epicentros; y centrémonos en el centro. Si seguimos por este camino acabaremos situándonos en el epicentro de cualquier plaza para esperar a un amigo. Un saludo.