Cristina Llorente y Pablo Amor, de Arquitectives. | Pere Bota

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El proyecto de urbanismo táctico en el eje verde de Cotlliure ha incluido un proceso de participación integrado en el diseño, impulsado por el área de Model de Ciutat, que busca la implicación de tantos sectores como sea posible. La implicación de los centros educativos en la visión conjunta del eje de peatones quedó patente en la exposición que se realizó en 2019, con la participación de más de 500 alumnos en el Parking Day, extendiendo un gran rollo de papel donde dibujaron las visiones del espacio que quieren y que el barrio necesita. Las conclusiones fueron claras y contundentes: más verde y más espacios para jugar y convivir. Los niños de los cinco centros educativos de la zona reclamaban poder disfrutar de la calle.

Por otro lado, los colegios se convierten en centros neurálgicos del barrio, sobre todo desde el punto de vista de la movilidad. El diseño de un camino escolar permitiría reducir los efectos del tráfico en el barrio y el objetivo del eje Cotlliure es conectar la ciudad con los paisajes de foravila.

Los colegios Felip Bauzà, Miquel Costa i Llobera, Pràctiques, Sant Josep de la Montanya y Sant Vicenç de Paul participarán en el proceso de cocreación del eje cívico en estas próximas semanas para desarrollar la extensión de su espacio docente en el barrio. Para ello se convocó un concurso para decidir cuál es el equipo que llevará a cabo la actividad de dinamización y dirección artística del codiseño de Cotlliure.

Arquitectives, junto con el arquitecto Guillem Aloy, son los encargados de llevar a cabo este programa en las aulas. «Tenemos que adaptar el espacio público a las nuevas necesidades. Un estudio británico alerta que los gases de los coches afectan más a los niños porque hay más concentración de contaminación por debajo del metro», señala Amor. Llorente advierte que «si los niños van a pie al colegio, tienen más capacidad de aprendizaje». Caminar en un entorno urbano verde es una cuestión vital.