El artista Abraham Calero llevaba a cabo el mural en el torrente de sa Riera de Palma. | Pere Bota

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El arte urbano y la salud mental se dan la mano para derribar el muro de los prejuicios y el silencio. Los jóvenes son protagonistas, y autores, de una gran obra que se lleva a cabo en una pared de 172 metros cuadrados en el torrente de sa Riera, junto al parque. Allí está Abraham Calero, con el apoyo del Ajuntament de Palma, poniendo a punto esta obra artística conjunta. Un altavoz de los pacientes del Institut Balear de Salut Mental de la Infància i l’Adolescència (IBSMIA), responsable de los niños y jóvenes con un trastorno mental grave.

«Los usuarios de este servicio tienen en su mayoría edades comprendidas entre los 14 y los 17 años. Acuden al hospital de día de IBSMIA de lunes a viernes y sus trastornos mentales de más incidencia son los de personalidad, ansiedad, depresión, fobias, psicosis y trastornos de conducta alimentaria», cuenta Calero, que lleva trabajando con ellos varios años.

El artista ha analizado más de un centenar de dibujos de estos jóvenes. «Hay frases que te hielan el corazón. Imágenes distorsionadas de ellos mismos. Gritos de socorro, pastillas, heridas, pizzas y botes de Nocilla. Correas que les mantienen atados, manos que les ahogan. Hay miedo, rabia, inseguridad, dolor, ansiedad, oscuridad y muerte. Pero también hay alegría, amigos, familia, luz y vida», dice.

Mural de Abraham Calero de la salud mental de los jóvenes
El artista Abraham Calero estaba ayer poniendo a punto el gran mural que se estrenará el viernes. Fotos: P. BOTA / P. PELLICER

Este proceso creativo le ha llevado a mezclar su lenguaje visual con el de los chicos en diferentes sesiones de trabajo y ha incorporado caras de niños y adolescentes ficticios, creando fotomontajes. El objetivo es dar visibilidad a la salud mental sacándola de los centros sanitarios a la calle. Y los jóvenes exteriorizan sus emociones, integrándolos en la sociedad.

Estos jóvenes están expectantes y muy ilusionados por este gran mural urbano. «Impacta ver lo que has escrito o dibujado en un muro», dice una de las chicas. Por su parte, Jaume Mateu, educador y responsable de los talleres socioeducativos y artísticos del IBSMIA, advierte que «han escrito frases muy potentes». Y es que sus voces forman parte del mural.

Dibujo de un joven con problemas de salud mental.
Los chicos utilizan el arte para expresar lo que habitualmente no se atreven a decir. Fotos: IBSMIA

«Siento mucha culpa», «puedo expresar cómo me siento sin miedo a sentir un estigma» o «tenemos demasiada presión» son algunas de las cuestiones que plantean en grupo estos jóvenes en Son Espases. Todos se enfrentan a un futuro incierto tras una pandemia que les ha pasado una factura muy alta. Pero a su lado tienen la red de sanitarios, familiares y la sociedad que intentan ayudarles a salir adelante.