De izquierda a derecha, Antonia Berber, Toni Vicens, Antonia Serra, Antonio Vicens y Juan Vicens, la familia que regenta la carnicería del barrio de Bons Aires. | Miquel Àngel Cañellas

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«El primer cuchillo me lo regalaron a los seis años», cuenta orgulloso Antonio Vicens, cuya carnicería cumple el próximo 11 de abril medio siglo en el barrio de Bons Aires. Es testigo de la transformación del barrio y superviviente de un oficio, el de carnicero, que en Francia o Italia se eleva a la categoría de maestro artesano. En Palma, mientras tanto, van desapareciendo las carnicerías de barrio y la de Antonio Vicens es de las más veteranas, baluarte de una tradición que se bate en duelo con los supermercados.

«Aquí podías aparcar en cualquier sitio», recuerda Antonio Vicens de cuando se instaló en el local que aún ocupa y que conserva el embaldosado original. Compró el local y también la vivienda superior, donde crió a sus hijos, Juan y Toni. Allí sigue viviendo. El 11 de abril de 1972 se casó con Antonia Serra, cuya familia regentó durante 25 años el restaurante Negresco de Llucmajor. Y justo un año después abría su carnicería en la calle Guillem Massot. No era nuevo en el sector.

«Mi padre, Antonio Vicens, tenía la fábrica Embutidos San Julián en Campos del Puerto, que repartía embutido de cerdo negro a la Península. Hacíamos 70 toneladas anuales de sobrasada, fuimos de las primeras fábricas de la Isla y sacrificábamos 1.000 cerdos al año».

Los fundadores de la saga de carniceros, Antonio Vicens y Bàrbara Ballester.
Los fundadores de la saga de carniceros, Antonio Vicens y Bàrbara Ballester, fueron los propietarios de la fábrica Embutidos San Julián, de Campos del Puerto.

Criado en la fábrica de embutidos, Antonio Vicens hijo luego regentó la carnicería del economato de Aviación de Palma donde daban servicio al público y al Hospital Militar, Cruz Roja, Son Rullàn o el cuartel del Puig Major. Y entonces decidió abrir su propio negocio, que hoy cumple medio siglo de vida. En la trastienda de siguen elaborando las sobrasadas y butifarrones caseros, siguiendo la receta familiar. «Lo tenemos todo en la cabeza», dice Toni Vicens, mientras su padre, Antonio, cuenta el secreto para obtener una sobrasada excelsa: «pimentón, sal y buena carne».

Etiqueta original
Etiqueta original de la fábrica Embutidos San Julián, origen de la carnicería de Antonio Vicens.

Los clientes de esta carnicería de barrio, a pocos metros de la transitada 31 de Desembre, se enrocan y siguen comprando generación tras generación. «Venían las abuelas y ahora lo hacen los nietos», cuenta el padre. La tercera generación Vicens se ha hecho con los mandos de este negocio familiar y tiene sus neveras llenas de comida preparada sacada del recetario del restaurante Negresco. «Renovarse o morir», dice Antonia Serra, la matriarca del clan de carniceros de Bons Aires que planta cara a la extinción de artesanos de toda la vida.