El regidor Daniel Oliveira, en la Plaza de las Columnas. | miquel a. canellas

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Topógrafo de profesión, Daniel Oliveira emigró de Brasil en los años 90 y llegó a España para recalar en Madrid con su título universitario bajo el brazo. Allí prosiguió con su sueño, la de ser actor. Curtido en obras de teatro en su país natal, en la capital española trabajó de figurante en series como Farmacia de guardia, Ay señor, señor con Javier cámara, Colegio Mayor o la película El perro del hortelano, de Pilar Miró. Allí se encasilló en papeles de figurante como camarero, policía local o guardia civil. Dice que si se hubiese quedado en Madrid igual habría seguido con su carrera interpretativa.

Dejó las tablas después del nacimiento de su hija y se volcó en su carrera profesional, que le llevó a recalar en Mallorca. Hace dos legislaturas recaló en el Ajuntament de Palma como coordinador de distrito de Llevant. Su implicación y profundo conocimiento de las entidades de inmigrantes le ha servido para navegar como pez en el agua en este distrito que se caracteriza por su multiculturalidad.

En las últimas elecciones iba en el puesto número 15 de la lista del PSIB-PSOE para la alcaldía de Palma y la salida de Carmen Palomino, regidora de Funció Pública, le convirtió en regidor del Distrito Norte. Desde entonces trabaja coordinado con el resto de áreas para implsar esta ciudad de 130.000 habitantes dentro de la misma Palma. Entusiasta, son conocidos sus videos en las redes sociales reivindicando las mejoras que lleva a cabo el Ajuntament de Palma en las barriadas. Afable y trabajador, cuenta con muchas simpatías entre el Consistorio y los vecinos.

Hay un rumor que corre por los pasillos. Se dice que mató un cocodrilo en su Brasil natal. Él puntualiza: «No maté un cocodrilo. Era un caimán yacaré». Natural de Pedro Gonzales, un pueblo rural de Brasil, la familia de Oliveira tenia una finca de 60 hectáreas. Allí entró el yacaré que tuvo que atrapar con su padre para que no hiciera ningún mal. Lo cuenta con toda la naturalidad del mundo, una historia familiar como la de los pastores de la Meseta Ibérica que tenían que hacer frente a los lobos. Aún así, algunos no pueden evitar la comparación del caimán de Brasil con el mítico Drac de na Coca que aterrorizó la Palma del siglo XVII. Si volviera a aparecer, Cort ya cuenta con un experto en estas lides.