La barriada de Son Roca nació en los años 70. | M. À. Cañellas

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Entre 1972 y 1973 se levantó casi todo Son Roca. Cumple así medio siglo de vida y sus edificios se ven obligados ahora a pasar la nueva hornada de la Inspección Técnica de Edificios (ITE), también denominado Informe de Evaluación de los Edificios. No son los únicos, ya que también es el turno de los edificios construidos entre 1941 y 1950, que tienen que llevar a cabo una segunda vuelta ya que pasaron la ITE hace 10 años.

El caso de Son Roca es especial. Prácticamente todos sus propietarios están sumergidos ahora en los procesos de la ITE. «Cuando me compré el piso me costó 125.000 pesetas. Era mucho en aquel momento, cuando los sueldos eran de 1.200 pesetas al mes», cuenta Antonio García, tesorero de la Associació de Veïns de Son Roca. Su barrio nació para acoger a trabajadores que venían de la Península para trabajar en el sector turístico. «Aún se mantienen en algunos edificios la placa de VPO con el yugo y las flechas de Falange», recuerda.

Arreglos

El barrio se encuentra también con el problema de que «hay vecinos que no se entienden y a veces cuesta poner en marcha las rehabilitaciones», cuenta García.

Algunos de los vecinos se enfrentan a pagos de 200 euros por cabeza solo para el informe del arquitecto para la ITE, a los que hay que sumar arreglos que rondan los 1.500 euros por cabeza. En un barrio con una alta tasa de paro y sueldos bajos, supone un quebradero de cabeza.

De ahí que no extrañe el éxito de convocatoria de las reuniones que están llevando a cabo los técnicos del área de Model de Ciutat con los residentes para informarles de las ayudas para la rehabilitación de viviendas y de que pueden acogerse a los fondos Next Generation.

El miércoles pasado se llevó a cabo la primera reunión vecinal donde se informó de los trámites y las ayudas a los vecinos de este barrio para arreglar sus edificios. «Hemos pasado la ITE y el arreglo es un dineral. Ahora mismo no sé cuánto me toca pagar, pero soy pensionista», cuenta José Molino Fernández.

María Verdejo, por su parte, advierte que «nos hicieron el informe hace un par de años pero parece que no sirve de nada porque le falta un sello. Ahora tenemos que volver a hacerlo y a partir de ahí, haremos los arreglos».

Los okupas son un quebradero de cabeza en algunos bloques de Son Ximelis, que tienen como objetivo los pisos propiedad de los bancos. Los vecinos se quejan de que las entidades bancarias no ayudan en el pago para el mantenimiento de los edificios.

Pese a todo, García asegura que «son viviendas que están muy bien, que tienen 80 metros cuadrados, una cocina grande...». Lo dice mientras pasea junto a los locales vacíos de la plaza. Se han quedado sin oficina bancaria y han perdido tiendas de ropa o peluquerías. Este barrio dormitorio es más dormitorio que nunca.

En la reunión hay vecinos y administradores de fincas que quieren informarse de todos los trámites, para lo que recibirán ayuda de los técnicos de Cort. «A veces lo barato sale caro», dice una vecina, que se lamenta de que «algunas constructoras tapan la grieta con pintura y no hacen nada más».
Otros se quejan con desesperación de que «pasamos la ITE en 2021 y no podemos entrar en la subvención porque es a partir de 2022. «Tenemos que pagar 1.300 euros por vecino y es mucho dinero. Si solo cobro una pensión de 700 euros, ¿cómo voy a afrontar los pagos?».

Juan Miguel Marín es administrador de fincas y estuvo presente esta semana en la reunión entre técnicos de Model de Ciutat y los vecinos del barrio.

«Siempre hay alguna ayuda para el arreglo de los edificios, ya sean partidas para las fachadas o para la supresión de barreras arquitectónicas. Es verdad que ahora se han centrado más las subvenciones en los barrios vulnerables». Ahora mismo en la zona se están ofreciendo los informes de las ITE «por 800 euros», a los que luego habrá que sumar los gastos de los arreglos pertinentes para pasar la ITE.

Y es ahí donde los propietarios, especialmente los más vulnerables, se encuentran con problemas.
«Hay edificios que necesitan una inversión de 10.000 euros, pero otros necesitan 100.000. Es muy variable», dice Marín. Lo importante, añade, es que durante todos estos años hayan tenido un buen mantenimiento.

Las derramas más grandes se las llevan el forjado, las vigas y «todo lo que sean elementos estructurales». Marín recuerda que «la aluminosis es un problema de la construcción y pueden afectar a las viguetas, lo que supone un grave problema estructural y además, un gran gasto para los propietarios.

Funcionarios de Model de Ciutat acudirán cada miércoles a la barriada de Son Roca y Son Ximelis para solventar las dudas de los vecinos cuyas viviendas tienen que pasar la ITE. Uno de ellos señala que «hay ITE favorables pero después de tantos años, hay que tener un buen mantenimiento o sino, irán saliendo achaques». Y por achaques se entiende humedades a las que no se hace caso y luego se convierte en un desperfecto aún mayor. «Tampoco estamos llevando a cabo órdenes de ejecución por el mal estado del edificio ni se ven balcones andamiados por peligro de derrumbe», aclara.

Inflexión

Tal vez un punto de inflexión que hizo que los propietarios se mentalizaron de la necesidad de mantener en buen estado los inmuebles fue el derrumbe del edificio de la calle Rodríguez Arias, en 2009, que se saldó con siete fallecidos. Desde entonces se exigió a los propietarios por parte del Ajuntament de Palma un informe firmado por un aparejador para constatar el buen estado de los edificios. «Cada vez que hay un susto, la gente se alarma», afirma.

Este técnico recuerda que «en el barrio de Verge de Lluc, por ejemplo, hay coladurías que tienen techos de fibrocemento», es decir, con amianto. En los años de la expansión de la ciudad, se construían edificios a toda prisa para responder a la demanda. «En aquella época no se era consciente de los materiales que se estaban poniendo, no se conocía el peligro que podían suponer».

Para este técnico, la clave está en el mantenimiento. «Esa rajita en la pared luego se convierte ne una grieta y ahí puede entrar agua que se convierte en humedades que afectan a la infraestructura».
Pero no solo hay que prestar atención a la seguridad del inmueble. «Ahora, para pasar la ITE se tiene en cuenta la accesibilidad y la eficiencia energética, que son muy importantes en un edificio. Hay que aprovechar ahora que tenemos los fondos Next Generation».

La regidora de Model de Ciutat, Neus Truyol, explica que «este año se han mandado 10.092 cartas avisando a los propietarios de que el edificio tiene que pasar la ITE. En 2022 la pasaron 3.134 inmuebles. En 2021 fueron 2.856, de los que solo 307 se construyeron en 1971 y el resto pasaban por la segunda vuelta. En 2020 fueron 5.013 edificios, de los que 2.350 se construyeron en 1970 y otros 2.663, levantados entre los años 1900 y 1910, la volvían a pasar».

El apunte

Multa de 1.500 euros si el edificio no presenta la ITE en el plazo estimado

Truyol señala que «los informes los debe encargar el propietario, que debe contratar a un técnico. Si es favorable, se presenta al Ajuntament. Si no lo es, el informe marca las deficiencias y si hay inseguridad, se deberán tomar medidas cautelares». Los propietarios se ven obligados a llevar a cabo obras para subsanar las deficiencias. Ahora también se evalúa la accesibilidad universal y la eficiencia energética. «Si no pasa la ITE puede abrirse un expediente sancionador de 1.500 euros para el edificio, que baja a 150 euros si presenta el informe al cabo de dos meses, La idea es fomentar la ITE», dice la regidora.