Una joven consulta su móvil en un instituto. | P. Pellicer

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Redes sociales, pornografía, malestar emocional, juego on line, consumo de alcohol, tabaco o cannabis... La adolescencia es una etapa complicada pero la postpandemia ha empeorado un poco más el panorama. Para arrojar luz sobre las preocupaciones de este segmento de la población, el Ajuntament de Palma ha llevado a cabo una amplia encuesta para la prevención de adicciones y que por primera vez incluye algo más que sustancias: las pantallas. Para muestra, un botón. «Nosotros empezamos pronto con las redes sociales. Estamos allí desde los 12 años», dicen en un instituto de Palma.

El que fue hasta el mes pasado director general de Salut, Joaquín de María, (concedió esta entrevista antes de dejar el cargo) explicó que esta encuesta es «una iniciativa del Plan Estratégico Municipal de Prevención de las Adicciones (PEMPA). Antes solo había una encuesta de adicciones centradas en el consumo de drogas pero ahora se analizan las adicciones sin sustancias, más comportamentales». De María advirtió que los jóvenes «tienen acceso a cosas que antes no existían. No hay control social por parte de vecinos u otros padres».

Los datos que arroja la encuesta son reveladores. El 18 por ciento del alumnado presenta un posible riesgo de uso compulsivo de Internet. El 68 por ciento de los jóvenes presenta riesgo medio y solo un 14 por ciento está en un nivel bajo de adicción. Por otro lado, la encuesta pregunta a los jóvenes cómo se sienten. Así, entre un 11 y un 15 por ciento de los menores se siente infeliz y la nota media de su grado de felicidad es del 6,7. Desglosado por sexos, los chicos puntúan en un 7,2 su grado de felicidad, mientras que las mujeres son más infelices y valoran su bienestar con solo un 6,3. «Creemos que las chicas tienen más presión y más ansiedad social. Ellas maduran antes que los chicos y sufren la presión de las redes sociales y son mejores estudiantes».

Unas cuantas preguntas a las puertas de un instituto de Palma revelan los grandes males que asolan a los jóvenes. «Las chicas tenemos más presión social sobre nuestros cuerpos por las redes. Es cierto que hay chicos muy presumidos, pero nosotras tenemos que escuchar expresiones tan duras como ‘de cuerpo estás bien, pero de cara eres un feto’».

Las chicas afirman que «ellos opinan y nosotras sufrimos trastornos de conducta alimentaria». La anorexia, la bulimia y los atracones siguen acosando a las jóvenes y las redes sociales actúan como un espejo dictador que las oprime. «Tenemos complejos y ellos opinan sobre si tenemos mucho o poco pecho o proponen que nos operemos para tener más culo». Llevar gafas o tener acné es motivo de burla. Instagram y TikTok se convierten en un desfile perpetuo.

En la encuesta también se ha hablado de los límites familiares. «Es una buena noticia que los jóvenes recurran al colchón de amigos y familiares», señaló De María. Así, el 92,2 por ciento de los chicos y el 89,5% de las chicas encuentran afecto y cuidados en sus padres, mientras que el 86% de los hombres y el 90,6% de las mujeres hallan lo mismo en sus amigos. Eso sí, solo el 59,9% de los chicos y el 55,9% de las chicas afirman que sus padres saben dónde están cuando salen por las noches.

La pandemia ha pasado por encima de los adolescentes palmesanos, pero ha sido especialmente dura para ellas. El 66,8 por ciento de las chicas confiesan que se han sentido más irritables, frente al 34,9 % de los chicos. También han perdido amistades (57,7% en el caso de ellas, 43,3% en el de ellos) y su rendimiento académico ha bajado (50,2% en las jóvenes y 45,2% en el caso de los chicos).

En cuanto a las drogas, el alcohol es la sustancia más prevalente y una cuarta parte de los encuestados afirma que ha consumido alcohol en el último mes. También se decantan por el tabaco (15,5% de los chicos, 18,7% de las chicas), cigarrillos electrónicos (13,9% en los varones y 10,5% en las mujeres). El cannabis sigue presente: 7,4% de los jóvenes y 6,3% de ellas. El inicio del consumo del alcohol se sitúa en los 14,4 años y el 25 por ciento de los jóvenes dice que se ha emborrachado alguna vez en los últimos 30 días. «Por eso es tan importante la prevención a partir de los 12 años. A los 14 años ya llegamos tarde», aseguró De María.

La novedad de esta encuesta de Cort es el tratamiento las adicciones sin sustancias. «Con la postpandemia ha habido una mayor incidencia de las pantallas», aclaró De María. Así, el 44% de los chicos opta por los videojuegos cada semana mientras que en las chicas solo lo hace el 22%. En el caso del uso diario de videojuegos, ellos eligen esta opción en el 30% frente al 9% de ellas. Además, el 15% de los chicos sufre un uso problemático de los videojuegos mientras que en el caso de las chicas solo es el 7%.

También se han incidido en los juegos de apuestas, entre los que se encuentra el gasto en criptomonedas como adicción. El 7% de los alumnos ha jugado dinero en las apuestas y ellos tienen una mayor incidencia, con el 11% de uso, frente al 3% de las jóvenes.
Internet se utiliza sobre todo para escuchar música, redes sociales y búsqueda de información escolar.

El 90% de los encuestados opta por vídeos y series y el 85%, por enviar mensajes. Destaca una cifra preocupante: el 45% de los chicos han accedido a webs pornográficas, mientras que ellas solo lo hacen en un 7%. Un 8% de los encuestados visita webs pornográficas cada día.

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Los encuestados dicen haber sufrido amenazas o chantajes por redes.

Pornografía

Preocupan las edades de consumo de pornografía: el 17% de los alumnos de 12 y 13 años han consumido pornografía y los porcentajes suben hasta los 18 a 25 años, con el 66%. La sexualidad es otro caballo de batalla. «Te piden fotos comprometidas y luego resulta que las envían por todos sitios», cuentan algunas chicas a las puertas del instituto. La red que hizo furor durante el confinamiento fue Omegle, un videochat que contactaba de forma aleatoria con internautas desconocidos. «Mi amiga y yo contábamos las imágenes sexuales que nos aparecían. Era un no parar», cuentan enfadadas estas jóvenes que ahora tienen 16 años.

En la encuesta también se han analizado las situaciones vividas en Internet y redes sociales (ver cuadro superior adjunto), donde han sufrido insultos, rechazo o amenazas o incluso han sido chantajeados.