Imagen actual del edificio de Gesa. | P. Pellicer

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El fin de la degradación... o no. La historia del edificio de Gesa da para un libro plagado de tramas judiciales y suspense desde que la eléctrica Endesa dejó su sede en diciembre de 2008; las llaves pasaran a manos de Núñez y Navarro y, un año después, al Consistorio palmesano. Todas las subtramas posteriores, nadie las esperaba, y dan para un saga.

El edificio de Gesa, inaugurado en 1977, sigue siendo una de las postales más fotografiadas de la Bahía de Palma. Para algunos, un monumento al horror arquitectónico de los 70, para otros una imagen icónica de la ciudad. Antes de que se levantara el Palau de Congressos, esta torre de cristal de 27.000 metros cuadrados era la puerta de entrada a Palma. Hoy, 14 años después, languidece al sol, como un símbolo más de la sinrazón política, y víctima propiciatoria de la lucha de poderes. Pero las últimas noticias del área de Urbanisme de Cort confirman que están cerrando los trámites administrativos para hacer efectivo el acuerdo al que el ayuntamiento llegó con Endesa en enero de 2021.

Víctima

La historia de esta torre comenzó a torcerse en 2001. El olvidado y ambicioso proyecto de reforma de la Façana Marítima de Palma, ideado por el arquitecto catalán Joan Busquets, no contaba con su presencia. Endesa, que se trasladaba a su actual sede en Sant Joan de Dèu, vendió en 2004 por 74 millones de euros el solar del edificio, así como los 20.000 metros cuadrados colindantes al promotor Núñez y Navarro para edificar lo que el planeamiento urbanístico en vigor le permitía (200 pisos de lujo).

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Los accesos al edificio de Gesa cerrados.

Nadie contaba con la polémica decisión del Consell de Mallorca de catalogar el edificio como Bien de Interés Cultural (BIC) en abril de 2007, cuando ya había dado el visto bueno al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobado en 2001, y que contemplaba su derribo. La torre de acero y cristal quedaba protegida y los mil planes orquestados en la zona dinamitados, retrasando hasta nuestros días la reforma de la fachada marítima, así como el trazado inicial del Palau de Congressos, que hubo que reformular, con el consabido coste de tiempo y dinero del contribuyente.

Unos meses después, tras las elecciones celebras en mayo de 2007, Aina Calvo, nueva alcaldesa de Palma, tomó el toro por los cuernos, modificó el planeamiento trasvasando la edificabilidad prevista en primera línea al interior del Polígon de Llevant y Gesa pasó a ser público. Tal decisión deja en la estacada el desarrollo urbanístico de todo el área y sin posibilidad de que nadie invirtiera un euro ante la inseguridad jurídica.

Batalla judicial

Con el promotor fuera de juego, un viejo conocido de este culebrón vuelve al tablero de juego: Endesa no había quedado contenta y denunció en 2016 el nuevo planeamiento urbano de 2008 ante los Tribunales. Unos meses antes, Toni Noguera había anunciado a bombo y platillo que la planta baja de Gesa y la primera podrían utilizarse en un plazo de seis meses. No lo consiguió. La decisión supuso todo un jarro de agua fría para el equipo de gobierno en Cort, que por esa época presidía el ecosoberanista, y pretendía utilizar la reapertura del edificio de Gesa como uno de sus triunfos de cara a las elecciones municipales de 2018. En junio de 2017 llegó el varapalo, la Justicia obligó al Ajuntament a devolver las llaves a Endesa, propietaria original, así como los tres solares ubicados junto al controvertido edificio. El castillo de naipes se vino abajo.

VISTA AEREA DEL PASEO MARITIMO DE PALMA. VISTA AEREA DEL EDIFICIO DE GESA.
La torre de cristal de Gesa cuando era la sede de la eléctrica, la entrada a Ciutat.

Los últimos años, con José Hila como alcalde, el Ajuntament de Palma ha tratado de salvar la gran zona verde, desde el Palacio de Congresos a la Costa del Gas. A principios del año pasado llegaron a un acuerdo que permitía que la primera línea de la fachada marítima siga siendo una zona verde, con más de 21.500 m2 de parque.

A la espera de sellar el acuerdo y sabiendo a qué se va a dedicar la parte del edificio que se ha quedado Cort, cuya titularidad seguirá en manos de Endesa, solo queda conocer los plazos para la rehabilitación de Gesa que, medioambientalmente es insostenible y, según la normativa de habitabilidad de 1997, no es apto para volver a albergar oficinas, ya que la altura entre plantas es menor.

Los mil planes en ‘stand by’ de Gesa

El edificio de Gesa ha tenido muchos pretendientes y en sus instalaciones se han proyectado muchos usos que nunca han terminado de llevarse a cabo. Durante la etapa de la socialista Aina Calvo al frente del Consistorio (2007-2011) se habló de trasladar allí parte de las empresas públicas municipales; durante las elecciones de 2012 se propuso dedicar los pisos más altos a hacer un restaurante panorámico; e incluso se llegó a valorar utilizarlo como sede única de EFE y RTVE en Balears, pero ningún proyecto terminó de consolidarse.

Mateo Isern tuvo poco o ningún interés en hacer algo con esta torre durante sus cuatro años de mandato (2011-2015). Pero con la llegada en 2016 de los partidos de izquierdas al gobierno municipal, se puso en marcha un ambicioso proyecto que confería un uso público-privado a Gesa: varias plantas se dedicarían a albergar dependencias municipales y el archivo, otros pisos estarían destinados a espacios de coworking y creación artística. Solo faltaba dinero para habilitar el inmueble y que los tribunales les dieran la razón sobre su propiedad.

PALMA. GESA. EDIFICIO DE GESA EN CONSTRUCCION.
Esqueleto de Gesa en la década de los 70.

La pasada legislatura se llegó a hablar de la reconversión del edificio de Gesa en una finca de pisos, así como un hotel en sus últimas cuatro plantas, pero el Consell de Mallorca mostró sus reticencias a darle este uso, debido a su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC) Hasta enero de 2021, Cort no llegó a un acuerdo con Endesa. En cuanto al uso del edificio hablamos de usos administrativos. Una parte será de gestión privada por parte de la eléctrica, y el el ayuntamiento dispondrá de un par de plantas que dedicará a espacios públicos en aquel entorno, albergando oficinas municipales y la sede de proyectos innovadores relacionados con la energía. Veremos si, por fin, se cierra este capítulo.

El apunte

Un ejemplo de la arquitectura administrativa moderna

La eléctrica Endesa encargó al arquitecto José Ferragut Pou una sede, que incluía oficinas, atención al público, sala de conferencias y ala noble para sus ejecutivos. El proyecto, un edificio de 27.000 metros cuadrados en plena fachada marítima de estilo internacional, se aprobó en 1963, y abrió sus puertas en 1977. Para los expertos es una de las pocas muestras de arquitectura administrativa moderna en la Isla había que protegerlo.