Un grupo de vecinas en la calle Cabrelles, junto a uno de los baches. | M. À. Cañellas

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La calle Cabrelles, en sa Indioteria, está abandonada por las administraciones. Aquí hay cinco viviendas, y la mayoría habitadas por personas mayores. Algunos se instalaron hace más de 20 años, como es el caso de Catalina Vila y su marido, Blas Nadal, que va en silla de ruedas. Esta vecina ha movido cielo y tierra para que el Ajuntament de Palma aprobara un proyecto para asfaltar la calle, ya que bloquea el paso a los viandantes debido a la gran presencia de baches, piedras y desniveles. Y cuando llueve, el paseo por aquí se vuelve todavía más peligroso. Estos propietarios, como los de la perpendicular, la calle Sant Marc, han iniciado una recogida de firmas para presionar a Cort y que inicie las obras ya. Por aquí circulan muchas familias porque, a través de un puente que pasa por la autopista, conecta con el IES Juníper Serra y Son Cladera.

El área de Urbanisme i Infraestructures de Cort reconoció que la calle Cabrelles no es una parcela, como se había creído durante años hasta hace unos meses. Esta ha sido una de las razones por las que la Administración no podía actuar para asfaltar. Catalina Vila ha estado detrás de este cambio en el catastro, tras insistir en que la calle no era, ni mucho menos, particular. «Distrito Norte vino y se comprometió a hacer la reforma, pero seguimos esperando y no han hecho nada», advierte.

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Renato Usai es vecino de Sant Marc y hace años él mismo tapó baches con cemento en Cabrelles para facilitar el paso.

A Caty Pons, que vive en la calle Sant Marc y es una de las precursoras de la recogida de firmas, le cuesta pasear por aquí con su madre, que está también en silla de ruedas. «Cada año el paseo empeora. Sobre todo en invierno, y si llueve, no se puede ni venir a pasear». Renato Usai, que vive entre la calle Sant Marc y Cabrelles, cuenta que hace unos años tapó con cemento algunos baches. Denuncia que «no hay sitio para las personas mayores». Todo esto se suma a otras problemáticas. Los vecinos de Cabrelles no disponen de agua potable. Un camión pasa algunos días por semana para llenar los pozos y retirar las aguas negras. «Yo pago 54 euros por este servicio cada 20 días», asegura Catalina. Si quieren tirar objetos voluminosos, Emaya tampoco reconoce la calle Cabrelles, así que estos vecinos se desplazan hasta Sant Marc para depositar en el único contenedor todo el material. Con la recogida de firmas, que han empezado ya, pretenden que Cort reaccione rápido y pueda aprobar las obra para asfaltar el paseo. También reivindican agua potable en toda esta zona y la limpieza de tres solares abandonados, puesto que tampoco pasa Emaya. Los residentes lo mantienen para evitar ratas.