Imagen actual de Can Serra, en la Plaza Quadrado de Palma. | M. À. Cañellas

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Puertas y ventanas tapiada y grafitis desluciendo una fachada que se cae a trozos. Así es a primera vista Can Serra, el casal gótico más importante de Palma, un edificio decrépito en una esquina de la Plaza Quadrado, abandonado por todos, que amenaza ruina, a pesar de ser de titularidad pública, y que en su interior esconde verdaderos tesoros a la espera de que alguien los recupere, catalogue, restaure y redescubra para al gran público. En una de sus puertas de entrada, un cartel semi caído reza 'Sois unos cutres'. Un mensaje alto y claro para el Ajuntament de Palma, actual propietario de este tesoro medieval palmesano, y que resume a la perfección la dejadez y desidia de las administraciones públicas a la hora de conservar el patrimonio histórico y artístico de Ciutat.

La historia actual de Can Serra está marcada por una orden de demolición de Cort que data de 1982, cuando Ramon Aguiló estaba al frente del equipo de gobierno, y que se frenó in extremis gracias a la campaña orquestada por la Societat Arqueològica Lul·liana que puso, con razón, el grito en el cielo; su adquisición por parte del Govern, con fondos procedente de la ecotasa, no estuvo exenta de polémica y llegó a debatirse en el Parlament balear; durante esos años se barajó que fuera sede de diferentes proyectos culturales que no llegaron a buen puerto; y, mientras tanto, se han gastado miles de euros en estudios de rehabilitación que, a día de hoy, no parece que hayan servido para nada. Esta joya del gótico civil lleva 40 años esperando una restauración que no llega. El preoperatorio más largo de la historia.

Resulta curioso, pero los estudios han demostrado que Can Serra es casi un compendio de la historia arquitectónica de Palma: la unión de 4 o 5 edificios. El resultado de la 'fusión' de varias épocas que comenzaría a construirse a finales del siglo XIII o principios del XIV y que en la época tardo-medieval sufriría una ampliación, otra más en el XVIII y en el XIX se construye la fachada que da a la Plaça Quadrado. Podemos decir que tenemos la casa gótica en sí y varios inmuebles anexos. Para Josep Massot, vicepresidente de ARCA, «Can Serra es tan importante por ser todo un ejemplo de pureza del gótico, superior a Can Oleo, por ejemplo, ya que cuenta con un artesonado, ventanas coronellas soportadas por dos columnas y una distribución muy características de este estilo», apunta el experto.

El casal gótico en sí, de 1.500 metros cuadrados distribuidos en tres plantas y organizado alrededor de un gran patio interior, pertenecía en 1685 al notario Miquel Serra Maura, continuó siendo de sus descendientes hasta principios del sigo XX, cuando fue adquirido por la familia España-Serra entre los años 1920 a 1930, para pasar después al clan Mas. Luego pasaría a albergar un colegio de monjas, mientras que el resto del edificio estaba integrado por un complicado panal de viviendas sin condiciones, para terminar siendo un horno y una fonda barata.

PALMA .- FACHADA DE CAN SERRA.
Detalle de las ventanas coronellas, típicas del gótico.

Finalmente el inmueble, que se caía a pedazos y nadie quería poner un euro para rehabilitarlo, fue desalojado y todos los accesos tapiados. Pudo haber sido expropiado por el Ejecutivo balear en 1985, cuando se aprobó a Ley de Patrimonio, y haber costado unas migajas a las arcas públicas, pero las instituciones dejaron pasar la oportunidad.

La associació per a la defensa del patrimoni de Mallorca (ARCA) batalló desde finales de los 80 para que fuera adquirido por una institución pública. Hasta 1992 no logró que el palacio fuera declarado Bien de Interés Cultural. Pero ni esa figura de protección logró que se fuera degradando paulatinamente. Can Serra no tenía quien lo quisiera. No sería hasta diez años después, en noviembre de 2002, cuando el por entonces conseller de Turisme, Celestí Alomar, anunciaría su compra, al mismo tiempo que la adquisición del antiguo Cuartel de Intendencia, en la calle Socors, con fondos de la ecotasa. ¿El coste de la compra de este emblemático edificio gótico? 1.442.429 euros.

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La idea inicial del primer Pacte de Progrés era dedicar el casal señorial a actividades culturales y que albergara un futuro museo de artes decorativas. También llegó a plantearse la posibilidad de ceder Can Serra a Fiscalía como su nueva sede, pero el edificio no cumplía un requisito importante: estar próximo a la Audiencia Provincial y al Tribunal Superior de Justicia de Balears. Esto, unido a la delicada situación de la estructura del inmueble, frenó cualquier acuerdo con el Ministerio de Justicia.

Mientras, su compra era objeto de debate en el hemiciclo balear. Joan Flaquer, por entonces presidente del grupo parlamentario popular, llegó a afirmar que «o tenemos un incompetente y un inútil en la Conselleria de Turisme que tira el dinero público, y paga el triple de lo que valen las cosas, o bien hay intereses inconfesables. Tampoco descartamos emprender acciones legales si existen acuerdos lesivos del interés general». El Ejecutivo balear cortó por lo sano, se gastó 300.000 euros en apuntalar Can Serra y, una vez más, lo dejó dormir el sueño de los justos.

Con el cambio de color en las principales instituciones, el Govern balear, con Jaume Matas al frente, cedió Can Serra al Ajuntament de Palma. Durante esos años se estudió que pasara a ser sede de la Fundación Balears Sostenible, un centro sociocultural e, incluso, un museo en red sobre Ciutat. No pasaron de simples anuncios que no iban a ninguna parte. Eso sí, se inicio un control más exhaustivo del edificio, se colocó una estructura de hierro en el interior para hacer de contrapeso y evitar que el casal cayera y salieron a la luz una ventana y una puerta de entrada medievales que hasta entonces habían estado ocultas por las diferentes reformas que sufrió durante décadas el inmueble, y que terminaron alterando su estructura.

PALMA. PATRIMONIO. OBRAS DE REHABILITACION DEL ARTESANADO GOTICO EN CAN SERRA.
El artesonado gótico de Can Serra, soportado por pilares.

En 2010, con Aina Calvo al frente del Consistorio palmesano, se encargó el proyecto de rehabilitación con la intención de dar uso al conjunto de edificios junto a la plaza Quadrado. El presupuesto ascendía a siete millones de euros. La propuesta ganadora da prioridad a la preservación de aquellos elementos más característicos de este edificio protegido como BIC, como las ventanas coronellas, los pilares, las arcadas medievales, la escalera de caracol o sus pinturas murales y artesonados, algunos con policromías. Diez años después, la propuesta no se ha llegado a materializar y Can Serra permanece cerrado a cal y canto.

Un nuevo capítulo en la alocada historia de este palacete medieval se inició en febrero de 2022. Antoni Noguera, teniente de alcalde de Cultura i Benestar Social, anunció una nueva partida presupuestaria dirigida a realizar un estudio histórico, artístico y arqueológico de Can Serra con el objetivo de que «dé las pistas suficientes para entender el inmueble. Más allá de los artesonados, es un edificio que ha tenido vidas diferentes a lo largo de los siglos, y queremos poner de manifiesto todas esas vivencias», recalcaba Noguera.

Así, Cort ha anunciado esta semana que pretende dedicar 8,4 millones de euros de la Ecotasa a la rehabilitación de este casal, las obras comenzarían en 2023 y su función, si llega a rehabilitarse, será la de albergar el Museu d'Historia de Ciutat. A la espera de saber si, por fin, Can Serra vuelve a tener una nueva vida, Josep Massot, vicepresidente de ARCA, lanza un aviso a los políticos: «Es la hora de actuar en este tesoro del gótico civil, que nos ha llegado casi inalterado. No podemos dejar que pasen otros 20 años en este estado de precariedad».