Alfonso, Andreu y Jaume siguen las directrices de Joan. | Pilar Pellicer

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Joan Manel Blanes lleva más de 40 años educando a perros. Tuvo claro desde bien joven que su vida tenía que estar en contacto con estos animales. En su casa siempre han tenido canes, y eso, en el fondo, le dio el empujón para convertirse hoy en uno de los ocho educadores en España con la titulación homologada. Y el único, a día de hoy, en Baleares. No sabe la cantidad de perros que ha adiestrado, pero Joan Blanes ha dedicado su vida a su educación y bienestar. Su formación comenzó en la Escuela de General Óptica, en Palma, que formaba a canes para personas ciegas. A mediados de los ochenta se fue a Inglaterra y allí consiguió la homologación de su titulación.

Más tarde, pasaría diversas estancias en Estados Unidos y en Canadá para mejorar su campo. «Mi especialidad siempre ha sido la instrucción de perros guías; en Madrid estuve adiestrándolos    en el centro de la ONCE durante 13 años», explica. Cuando regresó a Mallorca, fundó la Asociación de Amigos del Perro para la Ayuda Social. Ya desvinculado de la instrucción de perros guía y de asistencia, disfruta ahora del adiestramiento para particulares.

Formación

Bold, un belga malinois; Connor, un rottweiler, y Pipo, un Jack Russell, están desde hace pocos meses bajo las órdenes del educador Joan Manel. Se encuentran en la llamada primera fase de obediencia básica donde sus propietarios están aprendiendo maniobras de adiestramiento. En esta etapa, el objetivo que se persigue es «intentar convertir al perro en un animal sociable», detalla. «Las primera maniobras de adiestramiento incluyen el quieto, junto, siéntate y ven aquí. Aprenden mediante repeticiones de las maniobras». Cuando son muy jóvenes, mejor absorben estas directrices, aunque la edad, confiesa, «tampoco es un problema». Bold, de siete meses, camina junto a su propietario Jaume Triay. La clase la realizan en una plaza de Algaida. Es un perro muy dependiente y cuando él se aleja, el can le busca con la mirada, aunque en muy poco tiempo ha aprendido a no moverse si no recibe la señal. «Es un gran avance», reconoce el hombre».

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Jaume Triay junto a su perro Connor, durante la clase. 

En fila, le espera Andreu Cabalí junto a su perrito Bold. Este rottweiler, de    un año, tenía un pronóstico muy malo cuando nació, pero la constancia de Andreu y su mujer han convertido a Bold en un perro fuerte y muy alegre. «Contacté con Joan porque era consciente del tipo de perro que tenía, que requieren educación». Alfonso González es sobrino del educador Blanes. Adiestra a Pipo, de once meses, «porque su    problema es que está muy mimado», dice. A Alfonso le gustaría seguir los pasos de su tío. Mallorca necesita de educadores de perros. No existe ninguna escuela ni colegio. Blanes confiesa en la necesidad de que sea obligatorio el adiestramiento canino.