Imagen de las autoridades y organizadores de la Pride Week ya cancelada. | Cort

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Lo que mal empieza, siempre termina acabando mal. La Palma Pride Week ha sido cancelada de forma sorpresiva y definitiva. Esperada por nadie, excepto por Sonia Vivas, hasta este jueves polémica regidora de Justicia Social, Feminismo y LGTBI del Ajuntament de Palma, el alcalde José Hila ha decidido prescindir de este evento y destituir a Vivas para intentar calmar un malestar que venía de lejos. Todo cristalizó el viernes 10 durante la presentación de los actos. Kristin Hansen, organizadora de la Pride, y Sonia Vivas nunca pensaron que unos comentarios sumamente desafortunados crearían semejante maremoto institucional. Ver para creer.

«Vendrá gente del campo que quizás nunca han visto una lesbiana y dirán: 'Mira, una lesbiana... Es como cualquier otra persona!'». Así hablaba Kristin Hansen, presidenta de Ella Global Community, durante la presentación de la I Pride Week el viernes 10. Los medios de comunicación se sorprendieron, pero no fue hasta esa tarde cuando los comentarios de Hansen, organizadora del evento, se hicieron virales en redes sociales. La polémica estaba servida. Las consecuencias...

Esta primera Pride Week, que se iba a celebrar en Palma entre el 18 y el 28 de junio, llegaba cargada de polémica, antes incluso de su celebración. Recordemos que Sonia Vivas ya amagó a finales de mayo con una hipotética ruptura del pacte. La ya ex regidora acusaba en una carta a su compañero de partido, Alberto Jarabo, de «bloquear procesos y procedimientos y, en definitiva, se han colocado palos en las ruedas constantemente para que no se lleve a cabo dicha celebración vital para el colectivo». Recordemos, Vivas y Jarabo son compañeros de partido.

Además, hay que recordar que la entidad LGTBIQ Ben Amics ya había criticado duramente que se buscara rendimiento económico y turístico de una fecha tan reivindicativa. A pesar de la falta de entendimiento de la asociación pro derechos LGTBI más veterana de las Islas con Sonia Vivas, Cort seguía apostando por este evento para mostrar Palma como destino abierto, cosmopolita y tolerante».

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La respuesta social e institucional a Kristin Hansen fue rotunda. La Federación de Entidades Locales de las Illes Balears (FELIB) recalcaba que la gente de los pueblos de Mallorca «no es ni más tonta, ni más ignorante, ni vive una realidad paralela al mundo LGTBI del que forma parte». Por su parte, el alcalde José Hila salió al paso asegurando que «una persona se equivocó en unas declaraciones. No fueron compartidas. Ella misma se ha dado cuenta de que se equivocó». Unidas Podemos y Mes también vieron necesario lamentar las declaraciones de la organizadora de la Pride. ¿Y qué hacía Sonia Vivas? Callada, quizá esperaba que no le fuera a salpicar.

Pues no. Las noticias negativas no dejaban de sucederse. Si sindicatos como CCOO pedían la dimisión de la regidora de Justicia Social, Feminismo y LGTBI, el cantante Putochinomaricón, cabeza de cartel de la semana del orgullo, anunciaba su retirada por la polémica generada y por la presencia en la inauguración de la ex diputada de Vox por Baleares Malena Contestí, que también se bajaba del barco de la Pride Week por un 'viaje a la península'. También ponían su granito de arena los vecinos de Santa Catalina, inmersos en una pelea con Cort por el ruido y las juergas en en la barriada y la falta de presencia policial. ¿Adivinan cuál era el epicentro de los eventos? El parque de sa Feixina. Cort no daba ni una. Más leña, más críticas y más disculpas.

Kristin Hansen, en una entrevista a Última Hora, lamentaba sus comentarios, al tiempo que aseguraba sentir que «soy un peón dentro de una pelea política», y apostillaba que «Me siento atacada por ellos (Ben Amics), profesional y personalmente. Estoy sorprendida por su comportamiento desleal, poco profesional y mal intencionado». Mientras, Alberto Jarabo, portavoz del Ajuntament de Palma y compañero de Sonia Vivas en la formación morada, esperaba que el Pride Week se celebrara «con la mayor tranquilidad posible», y el alcalde José Hila pedía calma: «Esperemos a que se celebre para juzgar si ha ido bien, mal o regular». ¿Pensaban que ya estaba todo dicho? Sonia Vivas pretendía tener la última palabra.

Sindicatos, partidos, políticos y asociaciones criticaron durante los últimos días el evento, pero la regidora de Podemos Sonia Vivas decidió atacar personalmente en un comunicado enviado desde su propio partido a la ecosoberanista Neus Truyol, líder de Més per Palma y compañera de equipo municipal. Exigía disculpas inmediatas o «actuaremos en consecuencia», decía el texto, al tiempo que hacía mención a su imputación por un «delito muy grave contra la salud pública y medioambiental y que a todas luces es incompatible con el desempeño de su cargo como concejala según el código ético de cualquier espacio político que goce de llamarse progresista». Recordemos, Sonia Vivas y Neus Truyol forman parte del mismo equipo de gobierno.

La crisis municipal generada ha finalizado con la cancelación sine die de la Pride Week y la destitución de Sonia Vivas. Pero no crean que esta decisión es positiva. Este cese deja al Pacte de Cort en minoría ya que Vivas ha anunciado que pasará al grupo mixto, a partir de ahora tendrán que negociar con ella la aprobación de cualquier iniciativa o normativa que se lleve al Pleno. El culebrón no ha llegado a su fin, ni mucho menos, quedan capítulos por delante.