Desde escombros de una obra a muebles viejos, electrodomésticos e incluso vehículos abandonados. Los ciudadanos incívicos no perdonan y dejan los vertidos en cualquier rincón del polígono. | Pilar Pellicer

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A solo unos metros del Punto Verde del Polígono de Son Castelló, justo en el muro exterior, hay apoyada una nevera y varios sacos con escombros. La imagen es desoladora. El panorama también es deprimente en el torrente de Can Barbarà a su paso por el polígono. «He visto coches, mesas, camas, mesas de ping pong... Tenemos un problema competencial entre Recursos Hídricos y el Ajuntament», dice Alejandro Sáenz San Pedro, director general de Asima. El torrente y la subida deben ser limpiados por el Govern, mientras que los márgenes ya son competencia municipal. «Hace años hubo una discusión entre instituciones y al final lo terminó limpiando Infraestructures, que luego pasó el cargo al Govern», recuerda Sáenz.

Algunos ciudadanos deciden ahorrarse el viaje hasta el Punto Verde o prescinden de utilizar el servicio de recogida de trastos en la calle de Emaya y prefieren tirarlos en los márgenes del torrente. «Al final, acaba cayendo al cauce». Sáenz de Pedro también hace referencia a un solar municipal que está cerca del Hipódromo. Los turistas que viajan en el tren de Sóller contemplan desde los vagones un solar repleto de basuras y escombros.

«Esto es lo que ven los turistas», se lamenta Sáenz por la imagen tan descuidada. Pese a que estuvo muchos años vallado, ahora no hay ningún impedimento para que entren incívicos a tirar material de derribo o trastos. Sáenz insiste en que la suciedad «no es culpa de Emaya, sino del que la tira. Es del ciudadano que por ahorrarse 50 euros no lo lleva a Mac Insular». Sáenz afirma que «colaboramos en la limpieza de estos terrenos» y revela que el teléfono 010 funciona muy bien para notificar incidencias a Cort. Cada vez que llamamos a Emaya se eliminan los vertidos».