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Los vecinos de Son Rapinya se toman con filosofía la presencia de diez colegios en la barriada. «Para salir en coche sabemos que hay que hacerlo antes de las ocho y media de la mañana», cuenta Marisa Bonache, presidenta de la Associació de Veïns de Son Rapinya. Una barriada que se convierte en una ratonera a la entrada y salida de los colegios. Bonache tiene bien calculados los trayectos e intenta evitar la marea del tráfico. Si cruza la hora límite, se encontrará con una marea de coches de los padres que llevan a sus hijos a los diferentes centros escolares. «Macrocentros», precisa Bonache, ya que muchos de ellos tienen una gran extensión y cuentan con miles de alumnos. La ‘zona colegios’ es una ciudad escolar en si misma.

Las calles del barrio de Son Rapinya están salpicadas de colegios e institutos: La Salle, Madre Alberta, Montisión, CIDE, San Cayetano, La Purísima, CESAG, los colegios públicos Son Quint y Son Serra, San Vicente de Paul, el británico Green Valley School y un nuevo colegio en ciernes en la zona. A estos hay que sumar los que hay en la próxima Son Roca, el CEIP Anselm Turmeda, CEIP Son Anglada y la escoleta de Son Roca, así como los de Son Dameto: Mata de Jonc, Sagrat Cor y San Cayetano. Sin embargo, la situación es aún peor a la salida de los colegios, cuando los coches esperan a que salgan los niños. «Los padres se concentran desde las cinco menos veinte de la tarde hasta las cinco y diez», señala uno de los policías que están apostados en la rotonda de Son Rapinya para vigilar el tráfico.

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La presidenta de la asociación se pone de ejemplo: «Los lunes entro a trabajar en es Molinar a las seis de la tarde. Para evitar el atasco salgo a las cuatro y media». Un trayecto que en el resto del día asegura que no le supone más que un cuarto de hora. La presidenta de la asociación insiste en varias ocasiones que sin la presencia de la Policía Local la situación sería mucho peor. La pandemia alivió en algo los atascos por la llegada y la salida escalonada a los centros escolares, la mayoría de ellos concertados. El atasco suele comenzar en la entrada de la vía de cintura hacia Son Rapinya y luego atora las principales arterias de la barriada, en especial Camí dels Reis.

Los vecinos, a través de la asociación, reclaman que el Camí dels Reis, que podría ser una entrada alternativa a los centros, tenga dos sentidos y desemboque en Génova, junto a los cuarteles militares. «Así los padres de Madre Alberta podrán entrar y salir por allí», explica Bonache. Por otro lado, reivindican que más centros tomen el ejemplo del CIDE, que dispone de autobuses discrecionales para el transporte de los alumnos. «Son los únicos que lo mantienen», dice Bonache, que insiste en que un mayor uso del transporte colectivo aliviaría los fenomenales atascos que se forman en la ‘zona colegios’ cada día.

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El Camí dels Reis a su paso por Son Rapinya se atasca cada día.

Alivio

Los vecinos se muestran preocupados porque en el Plan General está previsto que haya más suelo destinado a uso educativo y consideran que ya tienen suficiente con esa gran cantidad de centros escolares. Aún así, esperan con ganas la ampliación de la carretera colindante a Madre Alberta, que supondrá un alivio porque contará con una acera más amplia y carril bici. Un proyecto que supondrá un respiro para los vecinos.