Las Avingudes son una de las arterias principales del tráfico de Palma. | Teresa Ayuga

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Más zona azul, impulso de la bicicleta, el transporte público y las zonas peatonales, y además, la búsqueda de alternativas para dejar aparcado el coche, ya sean con aparcamientos disuasorios como subterráneos. Estos serán los ejes de la movilidad palmesana de los próximos años que ya tiene su documento. Esta semana se presentó el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) 2022-2030. Probablemente pasará al pleno de abril para su aprobación inicial y después iniciará el proceso de alegaciones. El regidor de Mobilitat Sostenible, Francesc Dalmau, explica la necesidad de esta herramienta: «Es obligatorio para las ciudades de más de 100.000 habitantes contar con un PMUS, que además te condiciona a la hora de pedir subvenciones».

La emergencia climática vertebra este PMUS, que además se ha visto condicionado por la pandemia. El objetivo es un cambio de tendencia y reducir los desplazamientos en coche para convertirlos en trayectos a pie. La Palma de los 15 minutos, que ya aparece en el nuevo Plan General, también se tiene en cuenta aquí. «Siempre hemos estado coordinados con las otras áreas», señala Dalmau, que apuesta por «las plataformas únicas, las superislas y las calles peatonales para ir pacificando los hábitos».

Si el objetivo es dejar atrás el coche, ¿qué hacemos con él? La idea es ampliar la red de aparcamientos. Para ello se han previsto la creación de 10 aparcamientos (la mayoría subterráneos) y otros seis párkings disuasorios. Entre los nuevos párkings disuasorios están los de plaza Progrés, Metge Josep Darder y Arquitecte Bennàssar, con 500 plazas y en un solar expropiado hace pocas semanas y colindante a la Plaza de Toros. También están previstos en la plaza Barcelona, junto al antiguo estadio del Lluís Sitjar, y en la plaza Orson Welles (en Son Gotleu), así como otros equipamientos que prevé el Plan General.

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Las bicicletas y el monopatín ganan protagonismo en la movilidad de Palma.

Por otro lado están los aparcamientos disuasorios, que están pensados para que comuniquen con el transporte público. Será el caso del solar en el que están los depósitos de CLH (en Porto Pi) o en Son Moix. La idea es que también haya aparcamientos disuasorios en la Part Forana para que los usuarios tengan la opción de llegar a Palma en autobús o tren.

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Cambio de hábitos

Otro de los grandes retos es la ampliación de la zona ORA, que se extenderá por la ciudad. Así, la zona azul se ampliará a las zonas de Bons Aires, Es Fortí, Coliseo Balear, Foners, Santa Catalina y Manuel Azaña. «La zona ORA permite tener una zona de rotación para la actividad comercial y otra destinada a residentes», afirma Dalmau.

El PMUS ha definido ya cómo va a crecer la ORA y el ámbito de las Zonas de Bajas Emisiones. «La Ley estatal de cambio climático, establece que las ciudades de mas de 50.000 habitantes tendrán que implementar ZBE, en 2023. Pero durante lo que queda de mandato, no dará tiempo a desplegar toda la ZBE, puesto que es necesario, antes, trabajar en una nueva ordenanza que regule los requisitos de acceso a la ZBE».

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Los vehículos de movilidad personal han ganado terreno estos años.

Mientras tanto, explica, «la intención es poner en marcha un embrión, para fomentar el cambio de hábitos de la ciudadanía, creando una Zona Exclusiva para Residentes (ZAR), en la que se mantendrá la circulación de todo tipo de vehículos, pero sólo se permitirá el estacionamiento en superficie a los residentes en la zona interior de Avingudes. Bonaire, formará parte de esa zona exclusiva para residentes, sin ninguna otra restricción».

Camino por andar

Respecto de las ZBE, «estamos viendo como el TSJC ha anulado la ordenanza que establecía los requisitos de acceso a la ZBE de Barcelona y por tanto, creo que como en el caso de Madrid, a la jurisprudencia todavía le queda camino por andar para madurar y entender los retos climáticos en los que estamos inmersas las ciudades». Dalmau recuerda a los diferentes equipos de gobierno de diferente color político «que han ido pacificando los barrios del interior de Avingudes, creando zonas Acire. Ahora se va a culminar ese trabajo».

El apunte

Los objetivos de la movilidad de 2030: más peatones, bicis y transporte público

En este trasvase de diferentes modelos de movilidad hay una serie de objetivos de aquí a 2030. El PMUS prevé reducir un 9 por ciento el uso del vehículo privado, pasando del 45 por ciento de los trayectos al 36 por ciento. Por otro lado, en los próximos ocho años se espera un crecimiento del transporte público del 5 por ciento (del 13 al 18 por ciento); de los vehículos de movilidad privada (como patinetes) del 1,2 % (del 0,8 al 2 %); de la bici un 0,8 % (del 1,2 al 2 %) y de los desplazamientos a pie, un 2 % (pasando del 40 al 42 %).