Son Sardina cuenta con un solar que podría acoger un buen número de viviendas de nueva construcción. | M. À. Cañellas

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¿Por dónde crecerá Palma? ¿Cuáles serán las nuevas vías de expansión? Con un acuciante problema de falta de pisos, unos precios que baten récords y el crecimiento desmesurado de la población palmesana, el nuevo Plan General dibuja los que serán los próximos desarrollos urbanísticos. En definitiva, una panorámica de la futura Palma. El crecimiento urbanístico va estrechamente ligado a la demografía.

En los últimos veinte años Palma creció 121.000 habitantes, al pasar de 330.543 a 451.543 residentes. Esas 121.000 personas extra equivalen, por ejemplo, a la población de Cádiz y aún le caben un par de pueblos. En los próximos veinte años se plantea para Palma un crecimiento moderado, de ‘solo’ 66.000 habitantes. Y este ‘solo’ va entrecomillado porque supone la mitad de lo que creció en las dos décadas anteriores en las que tuvo vigencia el antiguo Plan General. «En la década de 1998 a 2008 hubo un boom del ladrillo y creció muchísimo la población», explicó Biel Horrach, director general de Urbanisme.

¿Dónde vivirán los nuevos palmesanos de las próximas dos décadas? El nuevo Plan General ha hecho sus proyecciones. «Analizamos cuántos jóvenes se irán emancipando en los próximos veinte años y además, cuántas viviendas quedarán vacías por transferencia generacional. Otro detalle que se ha tenido en cuenta son las viviendas vacías», añadió Horrach.

Una vez calculado cuántas viviendas serán necesarias para cubrir la futura demanda, «se han tenido en cuenta los solares vacíos pendientes de edificación, los suelos de transformación urbana (pendientes de crecimiento, como por ejemplo Son Busquets) y además, los urbanizables». En este cálculo de nuevas viviendas se estima que la población que se emancipe suponga el 50 por ciento de la demanda y la otra mitad se deberá al crecimiento natural de la población por la personas que vienen de fuera o la diferencia entre nacimientos y fallecimientos.

«Se calcula que se necesitarán 50.000 viviendas hasta 2040», explicó Horrach, de las que 20.000 se centran en aquellas casas en las que habrá un relevo generacional y las que están vacías. Y las otras 30.000 «están vinculadas a aquellas que se acaben de edificar, los solares aún vacantes o de transformación urbana (caso de Son Busquets) y los solares urbanizables».

En concreto, los solares urbanizables acogerán 9.500 viviendas, menos del 30 por ciento del crecimiento estimado en el Plan General. Éstos se han ubicado en barrios como Son Sardina (con 418 viviendas, de las que 159 serán protegidas), aunque tras las protestas de los vecinos, la regidora de Model de Ciutat, Neus Truyol, reconoció que se replantearían estos crecimientos. Otros suelos de nuevo crecimiento previstos son Son Güells (con 2.030 viviendas, de las que 1.137 serán protegidas) o Son Roca, que sumando los desarrollos de Son Ximelis, Can Fontet y Cas Pastors sumará 3.757 viviendas. En Son Busquets están previstas 897 y en la zona de Vía de Cintura, otras 875.

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«Estas 9.500 viviendas suponen una diferencia muy importante respecto a planeamientos anteriores», que preveían un número mucho mayor. Por otro lado «está previsto que haya rehabilitaciones de barrios. Habrá un programa de regeneración para que el principal crecimiento de viviendas sea interior», dijo el director general de Urbanisme. La prioridad, pues, es «empezar con la mejora de la ciudad existente». Después le seguirá el desarrollo de esos suelos urbanizables «que se programará para que se lleven a cabo de manera escalonada», explicó Horrach. La idea es que no empiecen de golpe las construcciones de nuevas viviendas.

«Si se ponen a disposición las opciones más fáciles, el desarrollo de suelos urbanizables, las zonas degradadas no se mejoran. Y la idea es que la economía vaya mejorando también esa parte de la ciudad». Mejorar y no expandir Palma es la premisa.

En este nuevo Plan General se busca una Palma «compacta, compleja y continua». Por lo tanto, «no nos podemos permitir nuevas viviendas en territorios aislados que van en contra del modelo de la Agenda Urbana y convierte la movilidad en algo obligado». Si en el PGOU de 1985 estaban previstas 1.077 hectáreas urbanizables, en 1988 se bajaban a 1.046. En este nuevo plan solo habrá 268 pero la densidad permitirá construir más viviendas en menos espacio y dar así respuesta las necesidades inmobiliarias de los palmesanos.

Mezcla social

Además, se busca la mezcla de usos, residencial y comercial, para que estas nuevas zonas tengan cubiertas sus necesidades de servicios como tiendas, comestibles o talleres. Las zonas verdes juegan un papel importante y están presentes en estos nuevos desarrollos. En Son Roca está prevista la construcción de 3.457 viviendas, de las que el 51 por ciento serán de protección pública y de éstas, la mitad serán de alquiler. «Si no se generan reservas de alquiler asequible, acaba afectando el acceso a la vivienda», señaló Horrach. Cuando se lleven a cabo esos planes parciales se deberá «desarrollar una memoria social para garantizar la cohesión social. El objetivo es no generar guetos».

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Además de la vivienda de protección pública, se prevé impulsar la vivienda cooperativa para que haya una mayor mezcla social. El impulso a la VPO intenta ser una barrera de contención a la imparable escalada de precios inmobiliarios que expulsa del mercado a las clases medias por el empuje de la demanda de lujo.

El apunte

En periodo de análisis de las alegaciones para posibles cambios

Tras el periodo de exposición pública del Plan General se recibieron más de 800 alegaciones. Ahora mismo el área de Model de Ciutat está analizando las propuestas de los interesados, ya sean asociaciones vecinales, patronales, colegios profesionales o afectados.
Una de las alegaciones presentadas es la de la Asociación de Vecinos de Son Sardina, que reclamaba reducir la edificación prevista en este núcleo. «Estos procesos de información pública tienen un retorno de la ciudadanía que ayudan a ajustar el urbanismo. Es un trabajo muy importante para dar la mejor respuesta posible y además aportan una visión con un conocimiento profundo del lugar, indicó el director general de Urbanisme, Biel Horrach.