Eva García y su marido Fathl La, al lado de la tumba de la madre de ella, en Palma. | M. À. Cañellas

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Eva García y sus hermanos han vivido una pesadilla después de que la Empresa Funeraria Municipal (EFM) de Palma les notificase que no había tumbas disponibles para enterrar a su madre en el Jardín del Islam, la necrópolis musulmana. Las tres opciones disponibles eran: o llevar su cuerpo al camposanto cristiano, repatriarla a otras comunidades o dejarla en las cámaras frigoríficas hasta que hubiese disponibilidad. Así, la madre de Eva pasó doce días en una nevera. Los hermanos, mallorquines convertidos al Islam, no han podido despedirla según el rito musulmán hasta el pasado 12 de febrero, al quedar vacía una tumba. La mujer, de 64 años, falleció por coronavirus el pasado 31 de enero. Una semana antes se había hecho musulmana, por lo que su deseo era ser enterrada en el Jardín del Islam.

El cementerio de Son Valentí dispone solo de 42 tumbas y la comunidad musulmana ya ha notificado su preocupación al gerente de la EFM, Jordi Vila, tras las últimas olas de defunciones por la pandemia. «Las mejoras que nos planteó el gerente eran para de aquí a tres años. La situación que vivimos es realmente triste, no se nos toma en serio», lamenta el presidente de la Comunidad Islámica (Ihsan) de Balears, Francisco Jiménez. El régimen administrativo solo permite la cesión temporal de una tumba musulmana durante cinco años. Desde la Empresa Funeraria justifican que la única solución «realista» pasa por conseguir la recalificación de una parte de los terrenos. «Desde hace tiempo estamos gestionándolo», asegura Jordi Vila. De hecho, ya se ha pedido en Plan General de Palma.

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El cementerio de Son Valentí solo dispone de 42 tumbas para toda la comunidad islámica de la Isla.

Francisco explica que el Jardín del Islam se construyó en 2009 como solución transitoria, «pero han pasado ya muchos años y la situación está desbordada. Estas tumbas no pueden dar servicio a toda una comunidad musulmana en la Isla». La mayoría opta por la repatriación, pero la preocupación máxima radica en los mallorquines convertidos al Islam.

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Francisco Jiménez, en el Jardín del Islam, en el cementerio de Palma.

«Como vivencia personal, ha sido muy duro. Nunca antes me había planteado que esto pasaría, y ahora me preocupa mucho más por si le pasa a mis hijos o a otro familiar», reconoce Eva, que por fin ha podido comenzar el duelo de su madre. El cementerio de Palma es el único que da servicio a todos los musulmanes de Mallorca. La comunidad ya planteó la posibilidad de buscar «otros terrenos» a fin de ampliar la oferta. Desde la funeraria «no descartan» apoyar esta alternativa.

El apunte

Alegaciones al PGOU para ampliar el Jardín del Islam

La Empresa Funeraria Municipal de Palma ha presentado alegaciones al Plan General de Palma después de comprobar que en la redacción no se ha tenido en cuenta la petición de ampliar el cementerio musulmán. Desde gerencia reconocen ser «conscientes» de la necesidad de incrementar el número de sepulturas. Hasta la fecha, no hay parcela disponible para nueva construcción. Por ello, han pedido la recalificación de 1.900 metros cuadrados dentro del recinto del cementerio que están calificado como espacio libre.