La Festa de l'Estendard saca a relucir los símbolos de Palma en la plaza de Cort. | Jaume Morey

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Entre el final de diciembre y los primeros compases de enero la plaça de Cort de Palma adquiere la etiqueta de centro neurálgico de Ciutat, más si cabe que en otras épocas del año. No en vano en sus alrededores se viven diversos acontecimientos de calado. Los más pequeños buscan por todas partes a l'Home dels Nassos cada 31 de diciembre, coincidiendo con la Festa de l'Estendard y la Diada de Mallorca. Horas después, en un año normal, la plaza se llena de personas ávidas de celebrar el Año Nuevo en el centro de la capital balear. Y no olvidemos Sant Sebastià, cuando el patrón se celebra y llena de música y ambiente el espacio público de Palma.

En este contexto, tal vez viendo los pendones que cuelgan de los balcones y ventanales en los días festivos o escudriñando atentamente los escudos pétreos esculpidos en la pared, alguien aprecie que en lo alto del escudo de la ciudad nos otea una criatura alada. ¿A qué responde este motivo simbólico e iconográfico, con raíces en la historia del arte y en la tradición popular? ¿Es un pájaro? ¿A caso es una rata pinyada? Qué pinta un murciélago en el símbolo más representativo de la institución más cercana a los palmesanos. En verdad no es un murciélago como tal, y si lo es hace referencia a la Víbria.

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El escudo de la ciudad resulta de la unión de las señas municipales y reales y está timbrado con una corona real desnuda con un murciélago de sable (negro) con las alas abiertas. En ello Palma no es única: València cuenta con el mismo motivo. Idéntico. Sin embargo la forma del escudo palmesano es caironada, a la típica usanza de los escudos municipales de raíz catalana. La corona real indica que Palma fue capital del Reino de Mallorca y las barras trazan la vinculación del territorio a la dinastía catalana. Por su parte el castillo sobre olas representa el reino sobre el mar que fue, representado por el castillo real de la Almudaina, actual residencia oficial de los reyes de España en Mallorca. La palmera sobre el castillo es un añadido humanista, probablemente del siglo XV cuando se relaciona la ciudad de Mallorca con la Palma romana.

PALMA. FUTBOL. Escudo en el Lluis Sitjar De cuando el Mallorca era solo CD.
Escudo con el murciélago en la puerta histórica de lo que queda de Lluís Sitjar, el antiguo campo de fútbol del Mallorca en el barrio de es Fortí. Foto: Click.

Volviendo al murciélago palmesano, los entendidos en heráldica indican que es una evolución de la empresa o divisa de la Víbria o Drac Alat utilizada como Cimera Reial desde Pere el Ceremoniós y hasta Carles I. Según cuenta la tradición, el Rei en Jaume cruzó las puertas de la Madina Mayurqa recién conquistada a las huestes musulmanas con la Cimera del dragón sobre su cabeza. Por eso, en las tierras de conquista mallorquinas y valencianas el símbolo del dragón alado caló hondamente. Con el tiempo ha sido un motivo muy corriente, algo que se plasma en múltiples ejemplos, y hoy en día la Víbria es un habitante habitual de las comparsas de Bèsties de foc que participan en los correfocs, especialmente en el Principat.

Su presencia ha sido origen de múltiples interpretaciones e incluso leyendas, relacionadas siempre con Jaume I y su mítica y mitificada Conquesta. En Mallorca el polifacético periodista Pere d'Alcàntara Penya recogió un testimonio nacido de la voz popular según el cual se dice que el Rei en Jaume adoptó el murciélago como distintivo para demostrar que no era un dirigente temeroso ni creía en supercherías. Para dar a entender este punto menciona un episodio legendario, curiosamente parecido al de la oroneta de Borriana que ya trajimos a colación desde estas líneas en su día, en el que el monarca salvó gentilmente la vida a un quiróptero que habitaba en la primera mezquita que fue consagrada como iglesia en Palma, la actual Sant Miquel, al que sus hombres querían matar porque lo consideraban un pájaro de mal agüero.