Antonia Gálvez, junto a su hijo, saluda al alcalde José Hila. | Pilar Pellicer

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El Parc de sa Riera se prepara para una gran rehabilitación gracias al Plan Renove de parques que está impulsando el Ajuntament y que supondrá 300 árboles más. Éstos se sumarán a los 130 que se plantarán en la Falca Verda.

La regidora de Infraestructures, Angélica Pastor, reveló que «los árboles enfermos se van a retirar y se sembrarán más ejemplares. Están sobre escombros, así que una máquina retirará la capa de suelo y se colocará tierra vegetal». Según la concejala, la existencia de escombros bajo la superficie impide que crezcan los árboles.

A este nuevo Parc de sa Riera con más arbolado se sumará la instalación de jardines verticales en la zona del auditorio con la ayuda de los vecinos que se presten voluntarios. El skate parc se ampliará con la ayuda de varias entidades y se renovarán los juegos biosaludables, ya que los actuales están obsoletos. También se restaurará el tatami y se creará una zona de descanso con arbolado, bancos y madera tecnológica. La obra estará lista en el último trimestre.

Grafiteros

La regidora explicó que se cambiará el pavimento continuo del parque, que está desgastado, y los juegos infantiles se sustituirán por un castillo pequeño y caballitos accesibles, entre otros, así como nuevas fuentes. Otra idea es la instalación de muros para que los grafiteros realicen obras de arte efímeras.

En este contexto, el alcalde de Palma, José Hila, presentó ayer el gran mural que está pintando en el anfiteatro el artista urbano Joan Aguiló, y que replica un campo de margaritas. «Un espacio gris como el anfiteatro que no aportaba nada se convertirá en un espacio de color», explicó, mientras recordaba que para cambiar una ciudad se requieren tanto pequeñas como grandes actuaciones.

El mural que está pintando Aguiló tiene una superficie de más de 1.000 metros cuadrados y según el artista, es posiblemente el trabajo más grande que ha llevado a cabo a lo largo de su trayectoria.    Entre los asistente s a la presentación estaba una invitada espontánea: Antonia Gálvez había acudido con su hijo a ver cómo pintaban el mural cuando se topó con el alcalde. «Le quiero mucho, yo le he votado. Y me ha dado su tarjeta», dijo emocionada.