Las viviendas de la zona subirán de precio. | M. À. Cañellas

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Al calor de las grúas y las nuevas promociones, están llegando inversores que se han fijado en los edificios de alrededor; un efecto contagio que ya se está notando en la zona de Nou Llevant, en Palma.

De hecho, advierten que hay alemanes y suecos que están comprando viviendas en muy mal estado por poco más de 100.000 euros. «De momento las alquilan y en cinco años habrán multiplicado su inversión», dice Patricia Bauzà, que advierte que «con lo que está pasando, hay gente que tiene visión de futuro. En cinco años se habrán levantado todas las promociones y la gente querrá vivir aquí. Está cerca del mar y del Molinar, a un paso de la salida de la autopista...».

Bauzà advierte que «ya hay tres alemanes que han comprado viviendas de un edificio que está junto a la promoción de Avantespacia. No pisan la propiedad, solo la alquilan y esperen a que se revalorice. Y en esta zona habrá un momento en que se doble el precio de la vivienda».

Otras fuentes que trabajan en la zona advierten que «están viniendo nórdicos a comprar con dinero en efectivo. Van, llaman a la puerta en La Soledat y pagan al contado». Las compraventas de las viviendas se están multiplicando y se espera una subida de precios. La sombra de la inversión de Santa Catalina ya planea desde hace un tiempo sobre Nou Llevant pero ahora se está constatando en los últimos meses. Los inversores, con capital de sobra, tienen tiempo para esperar a que haya un cambio.

Vecinos

Joaquín Calderón es vecino de la zona y testigo de la reconversión de su barrio. Al igual que muchos residentes, se muestra esperanzado de los cambios que están por llegar y él mismo desde su casa divisa como se está expandiendo una balsa de aceite que está mejorando la zona.

«Espero que con los nuevos vecinos haya más control y seguridad. Con la llegada de la sede de la Orquestra esto tiene que cambiar. Estamos muy cerca de la salida de la autopista, estamos a qunice minutos de las Avingudes y la playa queda solo diez minutos. Aquí habrá un cambio con la oferta y la demanda».

Este vecino llegó hace dos años y compró una vivienda. Se lamenta de que hay problemas de inseguridad y suciedad en el barrio pero espera que haya un cambio. «Vivo en un ático pero estamos rodeados de marginalidad, venta de droga y multiculturalidad».

Advierte con preocupación que incluso en su propia finca hay okupas. «Estaba un día en casa y escuché como intentaban reventar el bombín de la cerradura de la puerta para entrar en mi casa a okuparla», dice harto de lo que está viviendo. Su relato contrasta con la irrupción de los nuevos vecinos que a partir de este otoño empezarán a residir en las nuevas viviendas. En el barrio se constata que los cambios están por llegar.