El edificio luce ahora pintadas en todas sus paredes inferiores.  | Teresa Ayuga

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Hace tres semanas, un edificio de la plaza del Obelisco de Palma amaneció con una desagradable sorpresa: una gran pintada recorre todos los bajos de este inmueble de arquitectura tradicional.

El descomunal grafiti es una herida más en el patrimonio del barrio y ha soliviantado a vecinos y comerciantes.

«Repintar la fachada para eliminar la pintada nos supone un gasto de 2.000 euros», dice Toni Bordoy, propietario de la frutería s’Auba, afectada por la pintada. Desde la Asociación de Vecinos de Es Capitol tampoco pueden ocultar su disgusto.