Vías como La Rambla eliminarán las plazas de aparcamiento y primarán al peatón y la bici. foto Miquel A Cañellas canellas | M. À. Cañellas

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No hay vuelta atrás. Las ciudades del mundo se han propuesto cambiar la movilidad de sus habitantes, una de las medidas para combatir el cambio climático, que ya no es una amenaza futura. Esta misma semana, en Canadá se vivían temperaturas máximas de 47 grados. Palma tampoco es ajena a los efectos del cambio climático y esgrime sus propias herramientas para mitigar su efecto. Una de ellas es reducir el uso del coche privado.

El Ajuntament ha puesto en marcha el programa ‘Palma camina’, donde se intenta recuperar el espacio para viandantes, bicicletas y vehículos de movilidad personal (VMP). El plan engloba diferentes actuaciones para la creación de zonas de Bajas Emisiones, tal y como marca la Ley de Cambio Climático del Gobierno central. ¿En qué se traduce para el palmesano de a pie de calle? La ampliación del Acire desde Sant Jaume hasta Bonaire, la conversión para viandantes de la plaza Quadrado, arte táctico en centros educativos o la mejora de las calles Temple, Ramon Llull y Antoni Planes i Franch. La ORA se amplía y la zona ZAR se expande de las Avingudes hacia dentro.

¿Es la única ciudad que trastoca la movilidad? En absoluto. Palma sigue la estela de ciudades españolas y extranjeras que promueven medidas bastante similares e incluso más ambiciosas. «Hay tantos ejemplos de ciudades que hemos mirado como un espejo...», dice Francesc Dalmau, regidor de Mobilitat Sostenible. De hecho, «somos 148 ciudades españolas de más de 50.000 habitantes las que tenemos por ley el reto de bajar las emisiones».

Palma se ha fijado en los ejemplos de «Alemania, que nos va muy por delante, como en Berlín, Múnich o Stuttgart». De hecho, hay ciudades germanas que ponen límites a vehículos diésel. París aboga por la ciudad de los 15 minutos y «ha cerrado 3,5 kilómetros de su avenida principal desde las Tullerías hasta el Arco del Triunfo. Allí también ha habido inquietud por las peatonalizaciones», dice el regidor. Muy representativo es el caso de los Países Bajos, con las icónicas bicicletas de Ámsterdam.

Peatonalizaciones

En España, Logroño impulsa el proyecto ‘Calles abiertas’, es uno de los más ambiciosos del país con redes peatonales y ciclistas, peatonalizaciones, limitación a 30 km/h o transformar la calle Fundición en ‘la nueva sala de estar del centro’.

Logroño gana espacio para el ciudadano con nuevas plazas tácticas
Logroño gana espacio para el ciudadano con nuevas plazas tácticas.

Vitoria, un referente urbanístico con un anillo verde que rodea la ciudad, cuenta con 171 kilómetros de carril bici y lo ampliará a 24 más en una ciudad donde este vehículo es el más utilizado.

Vitoria apuesta por expandir los carriles bici y el tranvía eléctrico.
Vitoria apuesta por expandir los carriles bici y el tranvía eléctrico.

La exalcaldesa Manuela Carmena impulsó Madrid Centro en medio de grandes críticas pero que ahora se ha convertido en Madrid 360 con el alcalde popular José Luis Martínez-Almeida: peatonalizará unas 50 calles de 21 distritos y reducirá el tráfico de unos 40.000 vehículos.

De Barcelona es muy conocido el ejemplo de las Superilles, «un cruzado de diferentes manzanas donde se genera espació de pacificación del tráfico», cuenta Dalmau. A esto se añaden intervenciones tácticas en calles y plazas del Eixample, donde se gana espacio peatonal en los cruces.

En Valencia se destinan nuevos espacios a los colegios, «algo que queremos hacer aquí, como es el ejemplo del CEIP Felip Bauçà». Y en Nueva York, el arquitecto Jan Gehl se atrevió a eliminar los coches de Times Square, mientras Bogotá, México DF o Buenos Aires plantan cara al vehículo. La invasión del peatón es imparable y no entiende de fronteras.