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Apenas arrancando el primer fin de semana de julio sorprende la denuncia de los trabajadores y empresarios del Polígono de Son Castelló de Palma. La semana marcada informativamente por el megabrote de coronavirus protagonizado por numerosos estudiantes de vacaciones en Mallorca se acerca a su fin con una estampa cuanto menos llamativa.

Alejandro Sáenz de San Pedro, director general de ASIMA, ha condenado en Twitter que a primera hora de la mañana de este viernes todavía hubiera grupos de jóvenes resignándose a recogerse y alargando el botellón, iniciado presumiblemente en la noche anterior.

«Viernes de madrugada sigue el #botellón en #Polígono y los trabajadores y empresarios con problemas para acceder a sus empresas», escribe Sáenz de San Pedro. En la imagen adjunta se aprecian los rastros de una noche de desfase en forma de desperdicios esparcidos por la vía.

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Estas situaciones se vienen produciendo regularmente desde el fin del estado de alarma, concentrándose las reuniones de jóvenes principalmente los fines de semana, aunque algunos optan también por encontrarse en días laborables, como ha quedado acreditado varias veces en las zonas industriales de Palma. Y no solo en esas, este periódico ya ha delimitado una auténtica ruta del botellón en las noches de la capital balear.

Esta realidad provoca desencuentros entre los empleados que se dirigen a sus centros de trabajo y algunos de los presentes, los que más se resignan a terminar la fiesta. La suciedad que algunos dejan tras su paso no contribuye a la convivencia. «Parece un estercolero», denuncian.

En diversas ocasiones las autoridades de Baleares han puesto el foco en este asunto. Por ejemplo, la presidenta del Govern, Francina Armengol, recordó en su día que los botellones ya estaban prohibidos antes de la pandemia de la COVID-19, aunque reconoció que «es una problemática que quizá se vive ahora con más intensidad». La jefa del ejecutivo insistió en que «lo que no se podía hacer antes, no se puede hacer ahora».