Los juegos infantiles de la Femu deberán ser adaptados.

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El Ajuntament de Palma admite deficiencias y algunas carencias en el parque inclusivo de sa Riera, el primero y único que existe en Palma, y se compromete a revisarlas junto a familias de menores con discapacidades para comprobar las dificultades de estos niños a la hora de jugar en él. Este compromiso es lo único en claro que ayer sacó Catalina Martínez de su reunión con la regidora de Infraestructures, Angélica Pastor, y responsables del área de Accesibilitat.

Martínez es madre de una hija con discapacidad y lleva recogidas más de 24.000 firmas en change.org para que Cort cumpla con su promesa de crear en la ciudad «un verdadero parque inclusivo, adaptado y universal para menores con diversidad funcional» en el parque de la Femu.

El proyecto para su adaptación fue presentado por entidades vecinales a los presupuestos participativos del 2018 y aprobado por el Consistorio palmesano, «pero desde entonces no hemos vuelto a saber nada», afirmó esta madre. Se eligió este parque porque está junto a la Fundación Nemo, donde muchos menores acuden cada día a hacer terapia.

La reunión de este lunes no fue fácil para Martínez y las otras madres que le acompañaron: «Ha sido muy desagradable, estaban muy enfadados porque habíamos acudido a la prensa, pero es que es la única manera de que nos escuchen. En definitiva no hemos salido muy contentos», admitió.

Sobre la nueva zona infantil del parque de sa Riera «les hemos dicho que solo tiene un columpio inclusivo, el resto del parque no lo es, tiene experiencias sensitivas, pero ahí un niño con silla de ruedas por muchas texturas que haya no puede jugar». «Están dispuestos a ir con nosotros a verlas, pero no nos ha dicho un día concreto, solo nos han dado una tarjeta con un teléfono general para que pidamos cita», lamentó Martínez.

Del parque de la Femu, explicó que «solo nos han dicho que se está haciendo el proyecto pero que no nos pueden dar una fecha concreta de cuándo podrá ser una realidad». Durante el encuentro con los responsables municipales, Martínez les instó a fijarse «en el parque inclusivo que tiene, por ejemplo, Santa Maria, un pueblo con mucho menos presupuesto que Palma».

A todo esto, lamentó esta madre, «nuestro hijos van creciendo y no tienen un parque en el que jugar con sus hermanos o amigos, por eso ya no tenemos más paciencia».