Mª Jesús Hernández junto a las ventanas casi tapiadas. | Pilar Pellicer

TW
9

Han sido más de cuarenta años de aguantar escombros ilegales en la puerta de su casa. Tantos, que ahora le cuesta abrir las ventanas. María Jesús Hernández, vecina de Gènova, está tan desesperada que ya ha dicho basta.

La parte delantera de su casa da a la calle Àguila y la trasera linda con la vía Corb: estrecha, de difícil acceso y muy tranquila. El sitio perfecto para que vecinos desaprensivos hayan elegido ese enclave para deshacerse de los restos de sus obras. «Ha habido muchas reformas a nuestro alrededor y al día siguiente amanecíamos con más basura», dice.

«El vertido de escombros se remonta a muchos años. Esta era la casa en la que vivía mi madre y ahora vivimos aquí mi hijo y yo. Se han acumulado tantos escombros a lo largo de los años que ya no podemos abrir las persianas de la habitaciones», cuenta Hernández.

Dice que se ha hartado de llamar al Ajuntament de Palma, al que ha presentado denuncias y quejas desde «principios de los años noventa. Últimamente me dicen que igual deberían pasarle el tema a otra institución porque mi casa está en un paso de torrentes».

Mientras tanto, van apareciendo nuevos escombros, sube la capa del suelo y va naciendo vegetación. «La casa es antigua, de pared seca, y ahora nos está entrando agua en el sótano. Hemos tenido que quitar el armario y nos hemos encontrado con grandes humedades. Tenemos la casa medio tapiada por los escombros y esta pared antes estaba al aire», señala la propietaria de la vivienda, que se queja del poco caso que le hacen desde el Consistorio.

Un ventanuco que da al comedor y las ventanas de dos habitaciones se encuentran con serios problemas para abrirse de par en par. Además, «me entra el polvo y la tierra». Hace unos años unos operarios estaban asfaltando su calle y ella se colocó delante de las máquinas: «Solo les pido que rebajen el nivel antes de asfaltar».

Humedades

En la parte inferior de la casa reside su hijo y está carcomida por las humedades. Mientras tanto, María Jesús sigue peleando para que en el Consistorio la escuchen. «La última queja que puse fue el 1 de septiembre de 2020 y todavía estoy esperando una notificación».

Desde el Ajuntament advierten que «Districte Ponent está tramitando esta denuncia y se gestionará para poder actuar. Están pendientes de saber si este tramo de la calle es público».