Los vecinos de Bellavista, con sus presencia, pancartas y preguntas, manifestaron su malestar contra el Ajuntament que preside Hila. | Click

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Los vecinos de la urbanización Bellavista, en Platja de Palma, están en pie de guerra contra Cort. Todo por una cuestión que consideran injusta: el PRI (Plan de Reforma Interior) modificó unos terrenos que los vecinos habían adquirido por un millón y medio de euros, para donárselos a Cort en compensación por el aprovechamiento urbanístico de la urbanización, pero que al pasar de urbanos a rústicos quedó devaluado su precio a 28.000 euros.

Y que están pero que muy decepcionados con el Ajuntament que preside José Hila lo manifestaron días atrás, durante una asamblea que celebraron en una de las calles de dicha urbanización, a la que asistieron cien vecinos, manteniendo las distancias reglamentarias a causa de la COVID-19.

El PRI lo cambió todo

Según nos comentó María Ramis, secretaria de la Asociación de Vecinos de Bellavista, esta urbanización nació en los años 30 del siglo pasado. «Mientras otros barrios de la zona, como Platja de Palma y Can Pastilla, se urbanizaron entre los años 60 y 70, lo cual supuso su recepción por parte del Ajuntament, Bellavista quedó olvidada sin que el consistorio le diera ningún servicio. Por ello –añade–, Bellavista nunca ha tenido asfalto en sus calles, ni alcantarillado ni alumbrado público, ni tampoco contenedores de basura... Sin embargo, el Ajuntament, repito: sin ofrecer ningún servicio, sí ha venido cobrando contribuciones y la tasa de basura».

Sigue contando María que «allá por el año 2000, con la entrada del nuevo milenio, los vecinos dijeron '¡ya está bien!', y se organizaron a fin de conseguir un barrio con servicios básicos. Para ver cómo lo podían hacer, preguntaron en el Ajuntament, desde donde se les indicó que tenían que formar una junta de compensación, que viene a ser como una gran comunidad de vecinos, encargada de gestionar las futuras obras de urbanización. Este paso supuso que las casi 400 familias de Bellavista asumieran: 1) Pagar las obras de urbanización. 2) Regalar al Ajuntament terrenos para una zona verde. 3) Donar al Ajuntament terrenos para equipamientos municipales. 4) Donar al Ajuntament el 10% del valor de las parcelas de la urbanización».

Al hacer cuentas los vecinos, que luego compararían con lo que pagaban otras urbanizaciones de Palma, vieron que Bellavista pagaba de más, lo cual pusieron en conocimiento de Cort, quien, tras pensárselo durante unos años, consideró que tenían razón, por lo que modificó las normas para que Bellavista pagase menos y que también donase menos terrenos. «Entre tanto, los vecinos ya habían comprado los terrenos para zona verde que tenían que regalar inicialmente al Ajuntament. Fueron alrededor de 40.000 metros cuadrados, por los que pagaron un millón y medio de euros, terrenos que con el posterior cambio de normas, quedaron fuera de la urbanización. Al comunicar esta circunstancia al Ajuntament, se acordó que llegado el momento de donar el 10% de las parcelas de la urbanización, lo que se haría sería donar ese suelo de zona verde que los vecinos ya habían comprado, que en 2009 el Ajuntament valoró en ocho millones y medio de euros, pero que, posteriormente, el PRI, pasándolos de urbanizables a rústico, los devaluó a 28.000 euros.

Hipotecados

«Lo cierto es que, a día de hoy, los vecinos hemos pagado ya dos terceras partes de las obras y hemos donado al Ajuntament los terrenos para equipamientos y zona verde de dentro de la urbanización. Ahora solo falta que el Ajuntament cumpla su parte del trato, y cobre el 10% de las parcelas de la urbanización mediante los terrenos de zona verde que los vecinos compramos y que la nueva normativa urbanística dejó fuera de la urbanización… Pero es que Cort dice ahora que no. Que ahora esos terrenos solo cuestan 28.000 euros, por lo que debemos pagar 6.000.000, un 43% más de lo que habíamos acordado. ¿Y qué pasa…? Pues que si por una parte los vecinos nos sentimos estafados por el Ajuntament, por otra estamos más que hipotecados al haber pagado más de 14.000.000 de euros para terminar la urbanización, por tanto, teniendo en cuenta que somos jubilados y trabajadores, la mayoría de hostelería, por lo que estamos padeciendo las consecuencias de la COVID-19, no nos podemos volver a hipotecar con seis millones más, aparte de que a muchos, por la edad que tienen, el banco no les haría un préstamo. Por todo ello –apostilla María, que habla en nombre de los vecinos allí reunidos, que a su vez representan a los vecinos de la urbanización– nos sentimos completamente estafados», y hace hincapié en que «los vecinos no nos negamos a pagar, pues si no lo hacemos Cort no recibirá la urbanización, por lo cual no tendremos luz, ni recogida de basuras, ni podremos edificar, pero exigimos que el Ajuntament cumpla lo pactado, cobrando con los terrenos de zona verde que quedaron fuera de la urbanización. Porque de esta forma ganamos todos: los vecinos, porque terminaremos la urbanización y será recibida por Cort. Y gana el Ajuntament, porque con los terrenos que le damos podrá hacer un gran parque verde, y ganan el resto de ciudadanos de Palma porque se reforma la única zona de Platja de Palma con capital privado, porque podrán disfrutar de todas las zonas verdes que da gratis Bellavista, al igual que de todos los equipamientos públicos que el Ajuntament podrá edificar sobre el suelo que han dado gratis los vecinos de Bellavista».

A lo dicho hay que añadir que algunos vecinos, haciendo uso de la palabra en la asamblea, mostraron su disconformidad ante la postura del Ajuntament, «que no tiene para nada en cuenta el esfuerzo que estamos haciendo…», teniendo muy claro todos que si aquí algo falla, la culpa es del Ajuntament.