Sin apenas transeúntes, la calle Sindicat muestra hoy comercios cerrados, tiendas en liquidación total y descuentos del 70 %. | Jaume Morey

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La calle Sindicat está en números rojos. Una oleada de carteles de traspaso o liquidación por cierre decoran una de las arterias comerciales principales de Ciutat pero que cada día amanece más y más vacía. Más de una decena de locales apuran el año para poner rebajas de escándalo (hasta un 70 % algunos) a fin de vaciar el stock acumulado de estos duros meses de pandemia tras la decisión de bajar la persiana para siempre.

Es el caso de José, de la tienda Sockland, de calcetines, que tras tres años emplazado en Sindicat, dice en unas semanas ‘adiós’. «El verano ha sido muy duro, pero septiembre horroroso», que además asegura que ha sufrido caídas de un 60 %.

La falta de turismo ha sido el principal factor de quiebra de los comercios de Palma. En concreto en la calle Sindicat, los empresarios lo han notado con creces, provocando, así, una decisión irreversible: «Toda la situación acumulada de marzo y todos estos meses, con la falta de turistas, ha hecho caer las ventas. En mi caso, hasta un 80 %. Sindicat se va a quedar sólo de tiendas de telefonía móvil de los chinos», lamenta Montse Hernández, propietaria de la tienda de ropa Ur Smart, en liquidación por cierre.

Alquileres

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Hasta un 50 % es la reducción que muchos propietarios de los locales han contemplado a algunos negocios para intentar equilibrar la masiva decaída de las ventas. Sin embargo, no ha sido suficiente. En el caso de Montse Hernández, pese a pagar la mitad del alquiler, ha decidido bajar la persiana de su establecimiento este mes, y tras cinco años en Sindicat, «porque esta situación no se podía sustentar más». Los empresarios coinciden en que nunca antes se habían encontrado una calle tan vacía. «Siempre ha sido una vía con mucho tránsito de personas», lamenta José, con los estantes de calcetines casi vacíos tras vender las últimas provisiones.

A mitad de camino de esta vía peatonal, un negocio de ropa italiana y complementos, a punto de cerrar, ha dejado en la calle medio cuerpo de un maniquí con una camiseta blanca donde se lee que ‘Made in Italy liquida todo por cierre’. El propietario, Emilio Bettini, abrió esta tienda este marzo de 2020. A los días ya la tuvo que cerrar por el estado de alarma. Siete meses después cierra el negocio. «He pasado de poder ganar 700 euros a 70. Estoy poniendo prendas que cuestan casi 100 euros a 14,95. Esto es muy triste pero es lo que se ve ahora mismo en esta calle». Las ventas en la tienda de Bettini han caído también un 80 % en los últimos meses.

Jun Chen, responsable de la tienda de moda Charm, se traspasa pese a haber aguantado meses de pérdidas. «No llegamos a fin de mes ni siquiera con la reducción del alquiler», confiesa, y añade que su intención era seguir con la tienda pero tiene deudas que solventar. «Dependerá de la situación de España que podamos volver a abrir o no», asegura este empresario por teléfono.

La falta de turismo ha puesto en números rojos a una gran parte de los locales de toda Ciutat. Sindicat, una de las urbes principales del comercio pequeño, ya ha empezado a decaer sin apenas ventas ni ayudas económicas.