Muchos ciudadanos han adelantado o retrasados la visita a sus difuntos para evitar aglomeraciones este 1 de noviembre. | Teresa Ayuga

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La pandemia del coronavirus ha dejado pocas cuestiones de nuestra normalidad intactas y hasta nuestras tradiciones este año se tornan atípicas, y, en algunos casos, parece que casi imposible de llevar a cabo por la imperiosa necesidad de cumplir con las medidas de distanciamiento social y protección para prevenir contagios. Los cementerios, protagonistas en este 1 de noviembre, presentan una imagen poco habitual. Lo que el año pasado eran calles de personas y personas transitando, nada tiene que ver con la estampa de esta mañana en el camposanto de Palma que, por culpa de la COVID-19, se veían vacías.

Muchos ciudadanos han aprovechado esta jornada para visitar y dejar flores a sus difuntos, una tradición que otros muchos han avanzado o pospuesto a otro momento, cuando no sea necesario solicitar el código QR que te autoriza la visita. La medida, establecida para controlar aforos, asegurar el cumplimiento de las medidas y evitar aglomeraciones, también se extiende a este lunes. No obstante, este domingo, debido a la poca afluencia, se ha permitido acceder sin acreditación previa a algunos ciudadanos; eso sí, su entrada en las zonas ha quedado registrada y se ha asegurado que permitía cumplir con los protocolos establecidos.

En torno a las 11:00 horas, varios cientos de personas se encontraban de visita en una de las tres zonas en las que se ha dividido el cementerio de Palma y sus accesos.

Este 2020, no ha habido acto oficial ni presencia de autoridades en este día de los difuntos.

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Hasta este domingo, el cementerio de Palma había recibido a unas 18.000 personas repartidas a lo largo de toda esta semana, como había pedido el Ajuntament de Palma para evitar aglomeraciones, unas 7.000 menos que en circunstancias normales, ha explicado el gerente de la empresa funeraria municipal, Jordi Vilà.

La cita previa que el consistorio habilitó, obligatoria para poder acceder al cementerio los días 30, 31 y 1, ha alcanzado los 10.000 inscritos pero, dado que la recomendación era que la gente acudiera antes, «mucha gente anticipó su visita» ha explicado.
Cort estima que de lunes a viernes, antes del día 30, ha habido unas 8.000 visitas anticipadas al cementerio, y del 30 al 1 se alcanzarán 10.000 más.

«En un año normal hubieran sido 25.000, pero con estas circunstancias la gente dispersa la asistencia o no viene en grupos familiares sino más reducidos, que es lo que nos convenía para este año y ha ido muy bien», ha destacado Vilà.

El día de más afluencia habrá sido este domingo, con 5.000 personas inscritas.