Imagen del vehículo estacionado en esta calle junto al Parc de les Estacions, una zona donde aparcar es realmente difícil. | Pere Joan Oliver

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Aparcar en Palma se ha convertido en un suplicio en los últimos tiempos. A la gran acumulación de vehículos que transitan por la capital balear, y que en algún lado deben estacionar −no todo el mundo dispone de aparcamiento privado, más bien son una minoría−, se le añade una dificultad más, derivada de los tiempos del COVID: el espacio de vía pública ocupado por bares y cafeterías resta cientos de lugares de aparcamiento en los barrios de Palma. A este contexto no contribuye el fenómeno de los coches abandonados, una situación que desde el Ajuntament de Palma han tratado de paliar, con una suerte ambivalente dependiendo del caso.

Los vecinos de la calle Bunyola del barrio de Arxiduc, junto al Parc de les Estacions de Palma, hace tiempo que observan a este coche sin carnet aparcado en los alrededores del número 15. Día y noche, permanece inmóvil desde principios de año en una zona de estacionamiento regulado.

Aparentemente está en venta y cuenta con un distintivo de ORA, aunque este ha vencido. Es de 2019, por lo que acumula sanción tras sanción desde el mes de febrero, y de que la ordenanza reguladora del aparcamiento volviera a estar vigente tras el confinamiento.

Muchas multas permanecen prendidas del limpiaparabrisas; muchas más han salido volando por efecto del viento y las inclemencias meteorológicas.

Los avisos de los vecinos han sido infructuosos hasta ahora. Ningún controlador de la ORA ha hecho extensiva la situación al departamento que opera las grúas municipales, por si procediera su retirada y se consiguiera ganar así un aparcamiento más en una zona especialmente cotizada. De momento siguen las notificaciones de sanción, notificaciones que nadie recoge y nadie cobra.