La mujer estuvo dos semanas limpiando esta oficina bancaria abandonada de Bankia. | Teresa Ayuga

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Se dice que cada uno recoge lo que siembra. En el caso de María Ángeles Correa no ha podido recolectar su cosecha, más bien maldecirla. A sus 62 años, y dos veces operada de cáncer, vive ­–o sobrevive– en la calle desde hace un año y medio. Asume, como puede, la situación y su condición de persona sin techo. «Me fueron las cosas mal y perdí mi casa», lamenta con una mirada encubierta por unas gafas de sol.

Durante este tiempo, se acomodó en el parque Pocoyó (Parc dels Ceibos) junto a decenas de personas. Hace 16 días que la Policía Local les desalojó. María, como otros, se buscó la vida y acabó en una sede abandonada de la entidad bancaria Bankia, en las Avenidas, que comparte con un compañero suyo, Antonio.

Sede bancaria

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Se ha pasado días vaciando el local lleno de escombros, jeringuillas y bolsas de basura. En resumen, de suciedad. María Ángeles y Antonio han habilitado una cocina y la hospedería. También hay un baño en buen estado. «Aquí me siento segura. No tengo miedo», sostiene.

Aunque ella parezca tranquila por tener donde dormir, los vecinos no han tomado bien esta nueva ocupación, según han informado desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Mallorca. «Nos quieren echar», dice la mujer. Señala un bloque de muros y explica que «quieren tapiar toda la sede. Este fin de semana tomaron medidas y este martes empezaron a hacer el muro». La Plataforma Afectados por las Hipotecas y Stop Desnonaments han estado al lado de estas personas sin hogar y han conseguido paralizar, de momento, que tapien esta oficina abandonada. A pesar de ello, María Ángeles entiende a los vecinos; «lo que no comprendo es que no quisieran murar la oficina cuando aquí, hace tiempo, había centenares de personas viviendo y consumían drogas».

Crítica vecinal

No es la primera vez que los vecinos de esta finca de las Avenidas, justo encima de la sede bancaria, pasan por algo así. Este local ha sido muchas veces ocupado por personas sin hogar, llegando incluso a causar malestar vecinal y a provocar incendios. Una de las vecinas del bloque expresa que «nadie de nosotros estamos en contra de esta mujer. Lo que pasa es que ya hemos vivido situaciones así y creemos que esto tendrían que solucionarlo las instituciones. María no está en condiciones de estar ahí». Añade que hace unos días unas personas intentaron ocupar el espacio sin éxito. Incluso llegaron a prender fuego en la puerta. Algo que «asustó mucho», cuenta.