Son muchas las necesidades materiales para poner en marcha una iniciativa tan ambiciosa como esta. | Pere Bota

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La apertura de la Casa Obrera generó una destacada expectación en el barrio de Foners de Palma. Tras las primeras miradas curiosas, los apoyos sin matices y las reticencias empieza el proceso de echar a andar de este nuevo «espacio popular al servicio del barrio», según lo califican sus impulsores.

La misión de la Casa Obrera de Palma se concibe con tres finalidades: almacenar alimentos para realizar un reparto ordenado, albergar a las familias desahuciadas y constituir un local asambleario para distintos grupos y entidades de la ciudad. Para llevar a cabo su misión «es necesario el apoyo y la colaboración de vecinos y trabajadores», afirman desde esta iniciativa popular, a la vez que hacen un llamamiento a aquellas personas que quieran contribuir con bienes materiales a la creación del nuevo espacio autogestionado de Palma.

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Son muchas las necesidades materiales para poner en marcha una iniciativa tan ambiciosa como esta. De este modo, a través de las redes sociales y de las aplicaciones de mensajería instantánea, se ha tramitado un listado de efectos materiales necesarios, para dotar el espacio vacío y abandonado que constituía la anterior sede bancaria cerrada de todo lo necesario para llevar a cabo su labor.

La mayoría de necesidades son de mobiliario. Así, se necesitan estanterías, mesas, escritorios, sillas apilables, somieres y colchones, además de ropa de cama. Por el momento se depende exclusivamente de la donación desinteresada de particulares, aunque no se descarta que algún comercio de la zona pueda y desee aportar su granito de arena.

Además, las cafeteras, los microondas o los percheros son otros de los elementos que serán bienvenidos en este incipiente arranque de la Casa Obrera de Palma.