Un año vallado. Este es el aspecto que ofrecía el bellasombra en verano de 2018. Entonces se produjo la primera fractura del árbol y ante la posibilidad de que se produjera otra y para evitar daños, se optó por disponer vallas a su alrededor. | Redacción Local

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Ya no queda ni rastro del bellasombra que adornaba la plaza de la Reina. Se ha retirado el tocón del árbol, que se dejó después de que el se partiera en dos en octubre de 2019, y el espacio que ocupaba está ahora vacío. Asimismo, la Conselleria de Medi Ambient publicó la semana pasada su exclusión del Catálogo de Árboles Singulares, del que formaba parte desde el año 2003.

Su muerte ha sido muy rápida, al menos aparentemente. Hace tres años, tenía un aspecto saludable y no se sospechaba que pudiera estar enfermo. La primera prueba de su patología se conoció en julio de 2018, cuando una rama se fracturó e hirió a dos personas y ocasionó daños a un coche. Ello dejó al descubierto una podredumbre interna avanzada, pero la Conselleria de Medi Ambient le hizo un tratamiento con la esperanza de que se pudiera salvar.

En octubre del año pasado, el árbol se volvió a fracturar. Entonces se conoció que la podredumbre estaba mucho más extendida de lo que se creía inicialmente y se dejó solo el tocón para evitar que nuevas posibles fracturas pudieran poner en peligro a los transeúntes. Los técnicos de Medi Ambient ya no confiaban entonces en qué pudiera rebrotar.

Las analíticas realizadas en 2018 identificaron hasta cuatro hongos patógenos. El bellasombra es una especie muy sensible a la podredumbre.

Un árbol monumental y centenario

El bellasombra (Phytolacca dioica) de la plaza de la Reina era un árbol centenario y de aspecto monumental. Superaba los 16 metros de altura y su tronco tenía un perímetro de más de 5. La copa ocupaba un diámetro de 18 metros y sus raíces, que sobresalían del suelo, otros 19 metros de perímetro.