La sesión volvió a ser presencial, pero los ediles, muchos con mascarilla, ocuparon también el espacio destinado normalmente a los vecinos. Los ciudadanos que acudieron siguieron en pleno por televisión desde el zaguán de Cort. | Pere Bota

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Los ciudadanos de Palma pagarán a Emaya en función de los residuos que generen, quien más genere más pagará. Es lo que se conoce como pago por generación y el pleno de Cort dio ayer el primer paso con la aprobación de esta opción para los grandes generadores de residuos (como las grandes superficies) que a partir del otoño dejarán de abonar por sus basuras «casi una tarifa plana», como describió ayer el presidente de la empresa, Ramon Perpinyà, y se les cobrará el coste real de la recogida.

En el caso de los ciudadanos, explicó el edil, se espera su implantación en 2022 o 2023 y requerirá el cambio de buena parte de los contenedores para que los residuos se tiren mediante el uso de la tarjeta ciudadana –como ahora se ha empezado a hacer con los contenedores de orgánica–, a fin de poder controlar la generación de residuos.

Por otro lado, Perpinyà informó de que Emaya renuncia este año a la revisión de las tarifas, «que no se actualizan desde 2013», en atención a la crisis económica actual. Pero lo que sí aprobó ayer es toda una serie de tarifas nuevas, cuyo objetivo es «reducir los residuos».

Una de estas nuevas tarifas es por la limpieza de grafitis por parte de Emaya en fachadas privadas. A día de hoy, la empresa no puede actuar en el caso de pintadas vandálicas en una pared privada, por lo que esta limpieza recae en los propios vecinos. Pero, admitió el concejal, son muy pocas las comunidades de vecinos que contratan a una empresa para quitar los grafitis.

Pintadas vandálicas

Ahora, mediante la creación de esta tasa, Emaya podrá limpiar las pintadas en cualquier pared y el primer año el coste estará subvencionado a 10 euros el metro cuadrado. A partir de ahí pasará a costar entre 54,8 y 82,9 euros por metro cuadrado de pintada. La oposición se opuso a esta tasa.

Emaya solo podrá actuar, no obstante, previa solicitud de la comunidad de propietarios y Perpinyà no descarta «en absoluto» obligar a los vecinos, mediante ordenanza, o a limpiar ellos los grafitis o a reclamar a la empresa que realice el trabajo.

Otras dos tarifas nuevas diferencian los residuos que se llevan a Son Reus por el tipo de material: en el caso del fibrocemento costará 161,2568 euros la tonelada y los cadáveres de animales, 123,41 euros la tonelada.