La convivencia entre personas jóvenes y mayores tiene beneficios de múltiples tipos para ambas partes. | Laura Pons Bedoya

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El área de Justícia Social, Feminisme i LGTBI, que dirige Sonia Vivas, tiene bastante avanzado un proyecto por el que estudiantes de la Universitat de les Illes Balears (UIB), venidos de fuera, que no logren plaza en la residencia universitaria o que tengan dificultades para pagar el alquiler de un piso puedan convivir con personas mayores durante el curso académico mediante un contrato de convivencia intergeneracional.

El proyecto se está elaborando en colaboración con la UIB y siguiendo los pasos de una iniciativa similar llevada a cabo por la Universidad de Bonn (Alemania), con la que se había contactado. Todo estaba listo para su puesta en marcha a partir del próximo curso académico, pero la pandemia del coronavirus ha venido a trastocar, que no eliminar, estos planes que ahora deberán retrasarse hasta que la situación sanitaria sea segura.

El objeto de esta iniciativa, informa la regidora del área, es, por un lado, ayudar a estudiantes universitarios ante el desmesurado incremento de los precios del alquiler en Palma durante los últimos años y, por otro, impulsar el envejecimiento activo y abordar la soledad de los mayores mediante esta vinculación con personas jóvenes.

Además de las ventajas prácticas, Vivas destaca que «estamos hablando de afecto, del cariño que sentirá la persona mayor y también el joven que deja su hogar y a su familia para estudiar y encuentra a una persona que lo recibe y con la que se establecerá un vínculo».


La responsable municipal admite que se trata de «un proyecto bonito e ilusionante tanto para el Ajuntament como para la Universitat balear». Por eso, Vivas lamenta que «aunque nos entristece muchísimo, lo tenemos que paralizar por ahora, porque los jóvenes en muchos casos son asintomáticos en caso de padecer la Covid-19, pero las personas mayores son población de alto riesgo y no podemos arriesgarnos en ningún momento».

Aún así, la edil de Podemos no renuncia al proyecto y asegura que «lo dejaremos para el año que viene, en cuando exista una vacuna lo pondremos en macha con plenas garantías».

Este proyecto implica que el joven no abonará ningún tipo de alquiler, aunque sí pagará su comida y podría compartir algunos gastos. Al respecto, Vivas explica que «hay que estudiarlo desde el punto de vista técnico.

La Universidad de Bonn, asegura, es «un referente» en este tipo de programas de alojamiento intergeneracional tras el éxito del que ha implementado en Berlín. Por eso, indica, «teníamos pensado viajar a Alemania porque nos iban a enseñar a fondo el sistema de bonos que aplican, que la regiduria gestionaría con la partida asignada al proyecto».
Cort se encargaría, además, del contrato entre las partes y de tutorizar que la convivencia vaya bien mediante técnicos asignados a cada caso.

Una iniciativa que surge hace más de dos décadas

En Europa el concepto del alojamiento intergeneracional surge hace más de dos décadas, entre personas de 50-60 años que deseaban explorar nuevas opciones de alojamiento. Hoy día son numerosos las comunidades, universidad y ayuntamientos españoles que tienen en marcha proyectos de este tipo, pero en el caso de Cort y de la UIB será la primera experiecia. Los beneficios son numerosos, tanto prácticos, como económicos o de salud.