Imagen de la Plaça de la Drassana, uno de los centros neurálgicos y más problemáticos del Puig de Sant Pere. | Redacción Local

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Vecinos del Puig de Sant Pere denuncian que desde hace algún tiempo la convivencia en el barrio (especialmente en la calle de la Pólvora) se ha degradado de forma alarmante: suciedad en la calle cada día, ruidos y gritos, ocupación constante del espacio público, entrada de coches sin permiso ACIRE, peleas (con amenazas con arma blanca incluidas), venta y consumo de droga son el día a día de este barrio tradicional del centro de Palma. Y todo ello ocurre, aseguran, «a la vista de todos, incluso ante los niños».

Aunque no es la primera vez que denuncian esta situación, ahora la reiteran porque se ha visto agravada, si cabe, durante las semanas del confinamiento obligado por la crisis sanitaria causada por el coronavirus. Además, el estado de alarma ha coincidido con la ocupación de un par de viviendas de la mencionada calle de la Pólvora.

«Muchos de los vecinos que vivimos en la zona sufrimos todos los días estas situaciones tan desagradable, nos sentimos desamparados y vemos con estupefacción la inacción de la Policía Local y del Ajuntament», reconoce uno de los afectados.

Prueba de la gravedad de la situación, relatan, «es que algún vigilante de la ORA nos ha confesado que no se atreven a pasar por aquí a sancionar a los coches que entran sin permiso, porque tienen miedo». De hecho, añaden, «por aquí no pasa ni la policía».
Ellos, los residentes, también tienen miedo, por eso esta denuncia la realizan de forma anónima y, por supuesto, sin aceptar ningún tipo de fotografía.

Ante esta realidad, lamentan profundamente que «parece que, más allá de palabras vacías, no hay ningún interés por parte del Consistorio en que los vecinos podamos vivir con tranquilidad».

Aún así, no se rinden, y una vez más reclaman a las autoridades «que gestionen la situación para que esto se detenga y el vecindario pueda tener la calidad de vida que nos merecemos».