Joan Llull, en la terraza del bar Tropical con un ejemplar de Ultima Hora. A la derecha, furgoneta de limpieza y de productos higiénicos. | Pere Bota

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Es como si hubieran puesto una ciudad lista para estrenar. Eso es lo que parece Palma cuando, después de casi sesenta días de la declaración del estado de alarma –que este martes llega a su día 59– puedes levantarte antes de lo habitual para desayunar (al fin) en la terraza de un bar de los cerca de 8.000 que hay en las Islas.

Pepe Vidal lleva preparando desde hace días la terraza del suyo, el Tropical, en la calle Joan Miró, cerca de la plaza Gomila. Abrió a las ocho y allá esperaba su primer parroquiano: Joan Llull, que vive en El Terreno, es profesor y se ha convertido en estos tiempos en voraz lector del BOE.

«No vine a las doce de la noche del domingo, que es cuando entraba en vigor la orden que permitía abrir a los bares, porque sabía que estaba cerrado», comenta para añadir que «si lo hubiéramos pensado bien se podría haber organizado una ‘operación salida’ o así para empezar el recorrido. «Tú eres el tercero», dice Pepe a otro cliente mientras cuenta lo que contará decenas de veces a lo largo de este día y los próximos sobre las normas que ahora se aplican en el local.

Quizá hubiera sido un buen día para recuperar el tiempo perdido y desayunar 58 veces (tantas como almuerzos pendientes) en otros tantos locales. Pero está claro que habría sido una barbaridad y mejor descartarla.

El paso por la terraza del Bosch es obligado pero, en ese momento, todas las mesas están ocupadas. En una de ellas se sienta Javier Mulet, propietario de La Pajarita, de la calle Sant Nicolau. Hace 58 días, por esa vía y otras adyacentes sólo pasaban repartidores y su comercio de alimentación era el único activo. Todavía no han abierto todos (además, esa zona madruga poco y las puertas no se abren hasta pasadas las diez) y algunos se toman este lunes como prueba. Es lo que cuenta Neus Aguiló, de la juguetería La Industrial; que habrá que ver cómo responde la gente. Pimeco ha elegido ese local parra grabar un vídeo a favor del pequeño comercio.

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Café y ‘sefies’

La artista Susy Gómez también ha optado por la terraza del Bosch para su primer café. Está con su suegra, Antònia María Moyá, y una amiga, Margalida Mas. Ese bar está siendo el más observado por los medios de comunicación y casi todos los ‘in situs’ de las teles (si no todos) se están haciendo en su terraza. Será la imagen que se vea en Catalunya como permite aventurar la presencia de Margalida Solivellas, la corresponsal de TV3. También está allá el periodista Jaume Oliver, de TVE. Oliver celebra, además, que hayan abierto las librerías: es autor de una novela, Crònica desordenada de Ciutat Antiga.

Crónicas Sandinianas. Foto Bota~25.jpg

Queda tiempo para otro desayuno. En el café Palma, en Santa Eulàlia, donde Manuel Lozano se toma el suyo. Se dedicó hasta su jubilación a la publicidad. Empezó en 1968 en el diario Baleares. «Tenía ganas de este primer café, en este bar que es el mío de siempre», explica. Ha pasado el confinamiento como «unas vacaciones» y, precisa, ha pintado y leído.

Gabriel Company, presidente y portavoz parlamentario del PP todavía no ha parado en un bar. Hacia uno, el Marítimo, se dirige. Ha quedado con la concejala Mercedes Celeste y la diputada Margalida Duran para reunirse con Francisco Martínez, que es vicepresidente de la asociación de restauración. La reunión será a las once para -dice- atender a las necesidades del sector.

La gente ha salido a la calle. Las franjas horarias de los paseos se están cumpliendo de una manera más bien laxa, que es como decir que no se están cumpliendo. Eso de que no haya horario (salvo el de apertura y cierre) para ir al bar es algo en que todo el mundo parece haber reparado. Lo había comentado ya al inicio de la mañana Joan, el primer cliente del Tropical: «Me puedo recorrer Mallorca de bar en bar». Todo se andará.
Día de estreno y selfis ante una taza de café. Normalidad.