Varios usuarios consultan el mapa en una de las paradas de la plaza de España para cerciorarse de que las nuevas rutas se ajustan a sus necesidades de transporte. | Pere Bota

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Los cambios siempre son difíciles, pero el caso de la revolución en las líneas de autobuses municipales de la EMT de Palma llevado a cabo de una tacada este pasado miércoles es llamativo. Obligados por el gran interés de los usuarios sobre un tema que afecta a un porcentaje relevante de la población de Palma, así como de algunas zonas colindantes como Marratxí y Calvià, hemos recopilado algunos de los testimonios sobre las vivencias de los pasajeros ante este cambio de rutas, supresión de líneas y alteración de paradas.

A los perfiles en redes sociales de Ultima Hora han llegado numerosas historias de usuarios de la EMT, la mayoría descontentos con la nueva situación. Muchos de ellos expresan dudas y quejas acerca de las rutas para llegar en autobús a trabajar o a estudiar.

Uno de los casos más llamativos es el de la hija de Melisa. Ella misma lo explicaba así: «Mi hija se dirigía a la escuela y se dio cuenta de que su autobús estaba en una ruta diferente. Ella se bajó, pero en un área desconocida y estuvo perdida durante algunas horas. Sucedió que su teléfono dejó de funcionar anoche, pero gracias a la amabilidad de los extraños, ¡finalmente la encontramos! Las aplicaciones no se actualizaron a tiempo y aún no funcionan correctamente. Ahora no hay más ruta a su colegio y tenemos que encontrar algún otro medio de transporte». El relato sorprendió a los usuarios, y algunos incluso se ofrecieron a echarle una mano con el transporte escolar de la niña.

En línea parecida Raquel afirmó que «mi hijo llegó tarde a su colegio», y se quejaba de la información. Maria también criticaba lo «absurdo de dejar a los niños sin posibilidad de llegar al colegio con transporte público». «La línea 31 iba desde Sant Jordi hasta el instituto de La Ribera y han suspendido esta parada; ahora va desde Es Pilarí directo a la autopista».

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Y como más vale prevenir que curar, Ángela iba a salir con antelación para acudir a su examen en la universidad «porque ya estoy asustada. Saldré dos horas antes a la parada y mis bastones por si me toca llegar caminando».

Por otra parte algunos narraron su odisea para llegar al trabajo. Magdalena censuraba la nueva realidad de la línea 35, «con frecuencia de 25 minutos. La gente no va de paseo, vamos al trabajo o al colegio», apuntaba. Felipe, por su parte, daba irónicamente las gracias a la EMT por «quitarme el bus para volver del trabajo».

Otras voces personalizaron su descontento en algunas líneas concretas, como la número 3, que antes llegaba hasta Illetes y que ahora tiene su última parada en la zona del centro de Palma. Así Toni lamentó que la frecuencia dejó en este primer día mucho que desear, hasta el punto que decidió ir a pie. O el caso de Joana Maria, una ciudadana que utilizaba la línea 24 para ir a Son Hugo y que ahora se ve sin medios para ir a hacer deporte.

De este modo no fueron pocos los que aventuraron que el taxi saldrá beneficiado, porque para llegar a un destino se tendrá que invertir más tiempo del deseado. Así, Guayito lanzó esta reflexión: «Los que pensaron en esta maravillosa idea seguro se mueven en coche y tienen parking privado, con esa realidad, difícil que puedan imaginar la nuestra. Nos obligan a tener que tener coche, como si la isla no estuviese ya sobrepoblada de estos, que ni sitio para aparcar en las calles hay. Este sistema de transporte como no lo arreglen y se vuelva efectivo, lo único que logrará es que la isla colapse».