El alcalde ha presentado este martes las reformas que se harán en las calles de Palma.

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El alcalde de Palma, José Hila, y la regidora de Infraestructuras, Angélica Pastor, han presentado este martes una inversión de 6.362.798 € para la mejora de cinco barrios. En concreto se trata de siete proyectos que permitirán poner a punto las infraestructuras, ampliar aceras, sembrar árboles más grandes y reordenar el espacio para ganar espacio para los viandantes en los barrios de Santa Catalina, Son Espanyolet, es Fortí, Rafal Vell y Forners. Del total de dinero cerca de 4 millones provienen del superávit del año pasado, ha explicado Hila.

El proyecto más importante es el que se desarrollará en la mejora del espacio urbano del Rafal Vell, con un presupuesto de 2.198.803 € y un periodo de 10 meses de ejecución. En este caso la principal intervención será en la calle Mare de Déu de Monserrat y el proyecto está unido al de pacificación del tráfico y la conversión del barrio en zona 30, para lo cual se intervendrá en 14 esquinas donde se ensanchan las aceras.

También serán actuaciones importantes las de las calles General Ricardo Ortega, con un millón de euros de inversión, y Rafael Rodríguez méndez, con 832.514 €; en ambos casos el presupuesto partirá de la ley de Capitalidad.

En estos proyectos el ayuntamiento incluirá innovaciones técnicas como el suelo drenante en las aceras, que permitirá un mejor crecimiento de los árboles sin que sus raíces levanten las aceras, «un problema muy habitual en Palma», según reconoció el alcalde.

Pero no solo eso sino que además los proyectos incluirán los denominados tanques o depósitos de tormenta que evitarán que las calles se conviertan en torrentes cuando llueve con intensidad.

Según detalla Juan Afan, técnico del área, junto al suelo estructural, que es beneficioso para el árbol, en estos proyectos, como en el de la calle General Ricardo Ortega, también se va a aplicar innovación para el tratamiento de las aguas. Para ello se tratará de gestionar las aguas pluviales de forma que «en vez de verterlas a un colector se va a intentar infiltrarlas todas, y si no las podemos infiltrar las vamos a retener; de forma que se tendrá el suelo estructural para los árboles y para las aguas un tanque de tormentas enterrado a lo largo de toda la calle». Los técnicos reconocen que se trata de un «sistema innovador» pues hasta ahora no se habían probado a juntar el suelo estructural y las zanjas drenantes en un proyecto urbano.