Jaume Garau, secretario de Palma XXI, y Carlota Cabeza, una de las autoras del estudio. | Mónica González

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Sa Llonja es el barrio de Palma dónde más avanzado está el proceso de gentrificación y directamente «va camino de morir de éxito». Así de rotundo se expresó este viernes Jaume Garau, secretario de la asociación Palma XXI, durante la presentación del informe La gentrificación en el barrio de sa Llotja, junto a Carlota Cabeza, una de las autoras del trabajo.

El estudio explica que hace 30 años fue cuando se empezó a perder el equilibrio en este barrio marinero, donde en 1993 la población extranjera suponía un 6,5 % mientras que en la actualidad representa un 34 % del total, muy por encima de la media de Palma, que en 2016 era del 12,4 %. A lo largo de las últimas tres décadas, destacó Garau, aproximadamente un tercio de los residentes han abandonado el barrio y la población extranjera se ha multiplicado por seis.

En cuanto a la vivienda, el estudio deja claro que los últimos cinco, seis años se ha intensificado la compra por parte de extranjeros. Otro dato significativo es que entre 2003 y 2014 ha habido 70 desahucios de inquilinos y 18 ejecuciones hipotecarias. Garau destacó, además, que la asociación detectó entre noviembre y diciembre del año pasado, es decir en temporada baja, hasta 94 ofertas de alquiler turístico ilegal en el barrio. En todo el centro histórico tienen constancia de unas 3.000 plazas de alquiler turístico ilegal, informó.

La transformación del comercio es otro indicador del proceso de gentrificación. El 34,4 % de las actividades en planta baja son negocios de restauración. En cuanto a las plazas turísticas se estima que hay unas 300 plazas disponibles dentro de la oferta turística arreglada, lo que supone cerca del 10 % de las plazas hoteleras de todo el centro histórico.

Ante este panorama, Palma XXI reclama a Cort un plan especial de recuperación del barrio para los residentes. Entre las medidas que se piden está el uso del edificio de sa Llonja para todo tipo de actividades que atraigan a los residentes. Según Garau, «este debe ser el elemento dinamizador para la vida vecinal y de los residentes». También se debe limitar la apertura de negocios dirigidos al turista e invertir en comercio local. Por último, añadió, es importante «incentivar a que jóvenes, parejas y otro tipo de familias puedan quedarse».