Los vecinos volverán al próximo pleno, el último de la legislatura, para exigir su derecho al descanso. | Jaume Morey

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A pocas semanas de finalizar la legislatura, el tripartito de Cort tiene pendientes de resolver no pocos conflictos vecinales relacionados con el ruido. Uno de ellos es el de los vecinos de la plaza Mediterráneo que ante la «desesperación» que sienten por los ruidos que ocasiona una discoteca que hay en los bajos de su edificio y ante la falta de respuestas del Ajuntament de Palma, han decidido constituir una plataforma en la que contarán con el apoyo de otras personas y asociaciones de vecinos para poder hacer más presión y que sus reivindicaciones se oigan con más fuerza.

Eva Navarro es una de las vecinas afectadas y una de la impulsoras de la nueva plataforma. Explica que el objetivo de esta iniciativa es «resolver el problema de la discoteca y mejorar el entorno de la plaza Mediterráneo que, gracias a este local y otros de la zona, se está degradando y degenerando día a día».

Navarro recuerda que hace semanas la Patrulla Verde hizo una sonometría y confirmó que el ruido que provoca el local es excesivo, «pero el sábado pasado realizaron otra, en el cuarto en el que duerme un bebé, a las 4.30 de la madrugada, que registró 37,6 decibelios», cuando, recuerda esta vecina, «a partir de los 40 decibelios es insalubre».

Los afectados no han tenido noticia de ningún responsable del Ajuntament de Palma desde que iniciaron su lucha, por lo que el próximo jueves acudirán al último pleno de la legislatura para tratar de que se les escuche antes del parón electoral.

En cuanto a la plaza, asegura, «está sucia, descuidada; no se puede bajar por la escalera que accede al Passeig Marítim por lo mal que huele, a orines y heces». También denuncian las peleas, inseguridad y escenas de todo tipo que contemplan cada vez que entran o salen de sus casas y la discoteca está abierta.

La defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen, también reconoce que «la afectación de los ruidos de esta discoteca a los vecinos es grave». «No solo por la contaminación acústica del propio local si no por lo que generan los usuarios fuera del local y en la terraza». Por ello, la oficina ha abierto expediente y ha trasladado el problema a la Comissió de Renous i Salut.

Desde el momento en que tomó posesión del cargo, Moilanen ha sido exigente con la coordinación entre las áreas municipales implicadas a la hora de afrontar estas denuncias vecinales. Pero también entiende que la burocracia ralentiza las acciones. «Hay cambios de titularidad de la actividad, como en este caso en concreto, presentación de declaraciones responsables en las que el titular justifica que ha ejecutado medidas de insonorización (van acompañados de informes técnicos) y estas medidas deben ser comprobadas por la administración... Es decir que mientras los trámites se prolongan en el tiempo la actividad del local sigue abierta».