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Uno por otro y el paseo de Cala Gamba, a punto de caer. Desde hace más de dos años la zona se ha convertido en un punto negro, un tramo peligroso para quienes pasan por allí -peatones y conductores- y lo que empezó como un pequeño desprendimiento es ya una ruina total. ¿Y quién debe arreglarlo? El asunto pasa de mano en mano como una patata caliente, entre el Ajuntament de Palma y Costas, y, a modo de tirita, unas vallas que alertan a los viandantes de que la zona es peligrosa.

Los vecinos de la zona llevan meses exigiendo la reparación del muro y el problema sigue enquistado porque no se resuelve de una vez quién debe pagarlo. ¿Es un problema de mantenimiento o es un problema estructural? Y mientras el deterioro sigue y sigue. Del muro, de la zona, del paseo, del carril bici,...

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Además de la degradación evidente, la zona es un peligro. Los deportistas que utilizan habitualmente esa zona para correr o pasear se topan con las vallas que bloquean el paso por la acera y suelen invadir el carril bici, de gran actividad en ese punto. En consecuencia, algún atropello, y otro nuevo peligro para los conductores que pasan por la carretera, que se encuentran con peatones invadiendo la calzada o ciclistas que esquivan a otros deportistas, niños en bici o en carritos.

El tema se arrastra desde hace años y ha sido protagonista en el pleno del Ajuntament de Palma en varias ocasiones. Pero Cala Gamba continúa en caída libre.