El acto se celebró este jueves en el Parc de la Quarentena. | Redacción Local

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El Parc de la Quarentena ha acogido este jueves un homenaje a los judíos conversos que intentaron huir de Mallorca el 7 de marzo de 1688 empujados por la represión inquisitorial.

Según ha informado Cort en un comunicado, el acto ha sido organizado por Memoria de la Calle y ha contado con el apoyo del área de Cultura, Patrimonio, Memoria Histórica y con la colaboración de la Comunidad Judía de Baleares, Limud Mallorca, ARCA Legado Judío y la Instituto de Relacionas Culturales Baleares-Israel.

Durante el encuentro se ha leído el poema 'El adiós del judío', de Ramon Picó y Muntaner, con el acompañamiento del violonchelista Miquel Àngel Aguiló. El acto ha recordado los hechos de 1688 en el lugar donde se cree que embarcaron los judíos conversos.

Aquel año se puso a la cabeza de la inquisición a un inquisidor nuevo, Pedro Guerrero de Bolaños. El 11 de febrero de 1688 mandó encarcelar a Pere Onofre Cortés, seguido de su mujer e hijo el 4 de marzo del mismo año.

Las detenciones precipitaron el pánico entre los conversos, que empezaron a pensar en planes para huir de la isla. En aquel momento había un barco inglés anclado en el puerto, que contrataron para transportar un grupo de conversos. El plan se mantuvo en secreto. De forma previa colocaron a bordo sacos con provisiones y ropa para el día de la partida, el 7 de marzo al atardecer.

LA FUGA

El escritor Baruch Braunstein recoge en su libro 'Los chuetas de Mallorca' cómo fue la fuga y las consecuencias. «Con una calma aparente, un grupo de mujeres y de niños salió de casa a primera hora de aquel anochecer para hacer lo que parecía un paseo inocente hacia las afueras.

Habían previsto encontrarse con los hombres de la comunidad fuera de las murallas de la ciudad y juntos fueron hacia un sector del puerto previamente determinado, donde subieron a una lancha que los llevó al barco.

A pesar de todo, el barco no pudo salir del puerto a causa de una tormenta repentina que no les permitió levantar las velas. Después de seis horas a bordo del barco, decidieron volver a tierra.

«Con todo, confiaban que su secreto no habría sido revelado y furtivamente volvieron en sus casas. Pero la oreja alerta de la inquisición había sido advertida, y sus funcionarios ya los esperaban. Entre las 02.00 y las 03.00 de la madrugada del lunes 8 de marzo de 1688 fueron encarcelados», explica Braunstein.

Después del 9 de marzo, las detenciones empezaron inmediatamente y continuaron durando los años siguientes hasta que todos los miembros de casi todas las familias de conversos, incluidos los niños de edad entre once y trece años, fueron llevados ante la inquisición.