El periodista Saül Gordillo, condenado a un año de prisión por agresión sexual a una trabajadora de su medio

La jueza fija también la medida de libertad vigilada dos años y acuerda su inhabilitación especial para cualquier profesión que implique contacto con menores, ya sea retribuida o no, durante dos años. Le prohíbe aproximarse a la perjudicada, a su domicilio, lugar de trabajo o cualquier lugar que frecuenta a menos de 1.000 metros y comunicarse con ella por cualquier vía durante dos años.

El fallo considera probado que en una discoteca Gordillo, «con ánimo de satisfacer su deseo sexual y atentar contra la libertad» de la redactora, se acercó de modo que la chica no pudiera ver cómo su mano derecha bajaba por su espalda. Añade que buscó sus partes íntimas pero se lo impidió la ropa que llevaba la denunciante, por lo que después se volvió a acercar a ella por la espalda e intentó hacerle tocamientos.

La sentencia explica que con anterior regulación estos hechos serían delito de abuso sexual, pero que ahora se engloba en el de agresión sexual, que se centra o no en el consentimiento explícito, y añade que «existe prueba bastante para destruir la presunción de inocencia que ampara al acusado».

La jueza argumenta que el hecho de que la joven bailara o moviese la cabeza (como muestran unas imágenes) donde estaba él o que le cogiese la mano para no perderse en una discoteca abarrotada no son señales para entender que hay un consentimiento, y «con una joven de 23 años, con 2 meses en el lugar de trabajo y con un hombre, de 52 años, que es el máximo exponente del periódico».