El estudio evidencia que el paciente exige una medicina más humanizada, en la que le profesional tenga continuidad en su historia en beneficio de su recuperación. | Foundry Co

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Los pacientes con problemas de salud mental reclaman más terapia psicológica y psiquiátrica y menos fármacos, según un estudio avanzado este martes por la Confederación Salud Mental España, en el que un 62 % opina que acudir a un profesional «es económicamente inaccesible». En el XXII congreso de la confederación y en el marco de su 40 aniversario, el presidente de Salud Mental España, Nel González Zapico, ha expuesto las conclusiones de una investigación realizada desde el movimiento asociativo para visibilizar las necesidades de los pacientes «más allá del estigma y el malestar», y que pasan por más recursos económicos al sistema público de salud mental que permita aumentar el número de profesionales, que consideran insuficiente.

El estudio, realizado a lo largo de 2022 sobre unos 650 miembros de su movimiento asociativo, evidencia que el paciente de salud mental exige una medicina más humanizada, en la que le profesional tenga continuidad en su historia en beneficio de su recuperación. Además, denuncian demoras de hasta cuatro meses en la sanidad pública para conseguir la primera consulta con un especialista.

Según ha explicado a Efe González Zapico, se trata de que el paciente se sienta atendido «y que no le despache con la prescripción de un fármaco que le palía los síntomas pero que no cura su enfermedad». Y es que el 66,7 % de los encuestados consume algún tipo de psicofármaco sobre todo ansiolíticos y antidepresivos. González Zapico también ha señalado que el informe revela que los pacientes quieren que se desarrollen los recursos comunitarios en vivienda, empleo y participación en la cultura y el ocio.

En este sentido, el presidente de la confederación, que aúna más de 340 entidades y 600.000 socios en todo el territorio nacional, ha explicado que en el tema de vivienda los pacientes se decantan por seguir la rehabilitación en su casa con los apoyos necesarios y no institucionalizados y por ello exigen más recursos. El estudio también revela que el perfil de este movimiento asociativo es mayoritariamente femenino (dos tercios son mujeres) con una edad media de 44 años.

La mitad de los asociados trabaja y tres de cada diez son pensionistas o personas con incapacidad laboral. Otra de las conclusiones del estudio es la importancia que el paciente da a una de red de apoyo y al componente afectivo para poder conseguir a la larga una vida independiente y normalizada. También reclaman de la Atención Primaria que necesita más orientación y formación para derivar a la atención especializada.

En esta primera jornada del congreso, que finaliza mañana, también ha intervenido el ministro de Sanidad, José Miñones, que ha puesto en valor la creación de las especialidades de psiquiatría infantil y adolescente que este mes recibe a los primeros 20 médicos residentes en formación, que el próximo año se convertirán en 46 plazas. Miñones se ha referido al teléfono 024 de prevención de la conducta suicida, que este mes cumple un año en funcionamiento, y se ha comprometido a «renovar y reforzar» la línea que hasta ahora atiende Cruz Roja.

El titular de Sanidad ha asegurado que el Gobierno es consciente de la importancia de la salud mental y ha asegurado que este asunto tiene una «hoja de ruta clara centrada en la prevención, la detección, el tratamiento y la recuperación».

Ha reiterado que desde el Ministerio de Salud se fijarán la salud mental como «uno de los ejes prioritarios de la agenda de cara a la Presidencia de España del Consejo de la UE, que comenzará en julio». Miñones ha afirmado que España ha dado «pasos importantes», ha actualizado la estrategia de salud mental. Un plan de acción, ha dicho, que ha contado con las comunidades autónomas, las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes y familiares y se ha hecho desde el «consenso y la cogobernanza». Y para que esta estrategia sea realidad, el ministro ha dicho que se necesitan «compromisos económicos, que vayan más allá de las palabras».