Errejón (i) e Iglesias (c) en su época de compañeros en el Congreso en 2016. | Efe

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Mucho se ha escrito e incluso teorizado sobre las diferentes visiones de la política que tienen los fundadores de Podemos Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Este pasado lunes el exvicepresidente segundo del Gobierno hizo hincapié en una diferencia de fondo aparentemente insalvable, una diferencia de concepto y de raíz que acabó con Errejón fuera de Podemos encabezando un nuevo proyecto autónomo, Más País. En el actual contexto de tira y afloja para la conformación del espacio Sumar de Yolanda Díaz, esas viejas rencillas cobran plena actualidad.

Tal y como reconoció el propio Pablo Iglesias este pasado lunes en el Ágora de Hora 25 en la Cadena Ser, su concepto de la política se asimila al de herramienta para transformar la realidad. Por eso, según aseguró, hasta que no haya una mayoría de la sociedad que pretenda que las cosas sean distintas, Podemos no puede ser hegemónico, ni en el ámbito circunscrito de la izquierda, ni tampoco en un sentido más amplio.

La teoría de Iglesias es que otras personas son más pragmáticas, más «inteligentes» apuntilló, e intentan parecerse al PSOE; estas personas, entre las cuales incluyó a su antiguo compañero Íñigo Errejón, apuestan por ofrecer a la ciudadanía medidas y argumentos más acordes a lo que quieren escuchar en un político. Asimismo, desconfían en la capacidad real de la mayoría para llevar a cabo grandes cambios de calado.

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Así se cargan de actitudes y estrategias afines a lo que la mayoría de las personas pueden asimilar, restando foco a la capacidad transformadora de la realidad que tiene la política. El relato que plasma a continuación la tesis de Pablo Iglesias a cuenta de las estrategias políticas divergentes se fija en un momento concreto de nuestro pasado político más reciente: el momento en el que Podemos estuvo a punto de superar a los socialistas como principal fuerza de la izquierda en España, el recordado sorpasso que finalmente no se produjo.

Según el exlíder de Podemos, cuando Yolanda Díaz no dice lo que decía hace cinco años, o cuando guarda silencio con respecto a la guerra de Ucrania, lo hace por puro cálculo político. Su interés es el de no espantar al posible votante tradicional socialista que ose 'escaparse' a las redes electorales del PSOE, y que el bloque de la izquierda no se resienta en demasía en las próximas elecciones generales de finales de año.

Esta puntualización coincide de pleno con la confirmación del respaldo de Íñigo Errejón a Díaz y las negociaciones entre Podemos y el entorno político de la ministra de Trabajo para incorporar a los morados a su plataforma, cuya presentación definitiva está prevista para el próximo 2 de abril. Mientras Podemos reclama la garantía de unas primarias abiertas para incorporarse al espacio político a la izquierda del PSOE, Sumar considera que no puede 'blindar' las listas electorales de forma bipartita, al margen del resto de formaciones políticas de toda España que hasta la fecha han bridado su apoyo a la vicepresidenta segunda del Gobierno.