La ministra de Igualdad, Irene Montero (i), y el ministro de Consumo, Alberto Garzón (d), durante el pleno celebrado este jueves, en el Congreso de los Diputados. | Efe

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La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha respondido este jueves a la petición de dimisión del PP, asegurando que «lo importante no es lo que se haga» en contra de ella, sino «que la violencia política no va a parar». «Al contrario, va a ir a más», ha asegurado. En declaraciones a los medios en el Congreso, Montero ha señalado que «la crispación siempre ha existido» en muchos momentos en la Cámara y ha pedido que esta situación no se confunda con la violencia política «con insultos» o «un calentón».

Según ha indicado, la violencia política es «una estrategia de la derecha y la extrema derecha para tratar de destruir la vida y de condicionar con eso los avances democráticos». La ministra ha apuntado que la violencia política contra las mujeres se ejerce «sostenida en el tiempo», a través de «muchos altavoces» a través de los cuales se les dice que son «inútiles» que «no valen para nada», que «no saben hacer nada» o que «no están preparadas para la posición que desempeñan».

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«Con eso tratan de escrutar tu vida y destruir tu vida personal y, por tanto, que a ninguna de las mujeres que están ocupando en ese momento esa responsabilidad les merezca la pena», ha señalado, para añadir que, esto también repercute en que «el resto de feministas quieran seguir avanzando en la lucha de los derechos». Es por eso que, a su juicio, «lo importante» no es lo que le ocurra a ella, sino que se «sigan conquistando avances y derechos feministas», que las mujeres «sepan que tienen un Gobierno que está de su lado» y que las activistas feministas no dejen de «organizar y conquistar derechos».

«Contra mi que hagan lo que quieran, soy consciente de que la violencia política no va a parar. Al contrario, va a ir a más», ha explicado. Preguntada por el hecho de que los diputados no conocieran el concepto de cultura de la violación, la ministra ha señalado que «ojalá» lo ocurrido este miércoles en el Congreso sirva para que «se construya con mayor fuerza en España» una «cultura del consentimiento» donde «se entienda de verdad que solo sí es sí» que «no haya campañas institucionales que responsabilizan a las mujeres de las agresiones que sufren».