El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, clausura telemáticamente el Foro La Toja-Vínculo Atlántico, este sábado en la isla de La Toja, Pontevedra. EFE/Lavandeira jr | Lavandeira jr

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ensalzado los beneficios que para la mayoría social reportará la reforma fiscal presentada por su Gobierno frente a la deflactación lineal que proponen los «brujos» y «portavoces de la insolidaridad fiscal», en alusión al Partido Popular. Sánchez se ha referido a la reforma fiscal presentada por su Ejecutivo en la clausura del Foro La Toja-Vínculo Atlántico, su primera intervención pública después de que su Ejecutivo desvelara sus nuevas propuestas tributarias.

Estaba previsto que, como en ediciones anteriores de este foro, Sánchez acudiera personalmente a la clausura, pero al seguir dando positivo por covid-19, ha cerrado el evento con una intervención grabada previamente. El jefe del Ejecutivo ha planteado varias veces a lo largo de su participación que, aunque a nadie le gusta pagar impuestos, la cuestión es qué estado del bienestar queremos y que hay que elegir entre fortalecer o debilitarlo y robustecer los servicios públicos o hacerlos más frágiles.

A su juicio, hay que determinar a qué país quiere parecerse España, y no se puede pretender tener un estado del bienestar como los países nórdicos con ingresos fiscales de naciones menos avanzadas. Sánchez ha recalcado que es evidente que son los ciudadanos quienes deben costear el estado del bienestar en proporción a sus ingresos. «Quienes más tienen, deben aportar más a la caja común», ha insistido antes de subrayar que cuando se postula una reducción unilateral de ingresos, la pregunta real que hay que hacerse es qué prestaciones y servicios públicos se quieren recortar.

Para el presidente del Gobierno, es necesario recordar lo que considera obviedades «cuando reaparecen entre nosotros -ha dicho- los brujos que rescatan sus fracasadas recetas y proclaman que el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos». Tras rechazar esa doctrina que cree que conlleva al «sálvese quien pueda» y que defienden los «portavoces de la insolidaridad fiscal», es cuando ha hecho una cerrada defensa de la propuesta de reforma fiscal presentada esta semana por su Gobierno. Ese paquete de medidas ha asegurado que abunda en el binomio inseparable de justicia social con justicia fiscal y en el combate de la desigualdad.

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A renglón seguido, ha puesto ejemplos para apuntalar los resultados de la reforma, entre ellos que un trabajador casado con un sueldo de 19.000 euros y declaración conjunta se beneficiará de un ahorro de más de 330 euros, y que un pensionista que cobra una pensión inferior a 16.500 euros tendrá un ahorro de 689 euros. Además, una trabajadora monoparental con dos hijos y un sueldo por debajo de 18.500 euros, se beneficiará de un ahorro de 516 euros.

Sánchez ha recordado que había otras propuestas que, ha asegurado, estudiaron con atención como las de una deflactación lineal y sin progresividad propuesta por el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y que ha señalado que ya aplica alguna comunidad gobernada por este partido. Con esta propuesta ha señalado que el ahorro para un trabajador sin descendientes que gana 18.000 euros es de 23 euros, mientras que con la reforma del Gobierno es de 746. «Esa es la diferencia, y lo demás es confusión y una gigantesca cortina de humo», ha aseverado.

En la explicación de la reforma del Gobierno ha destacado asimismo que reduce la brecha de tributación entre las rentas del trabajo y del capital y prevé medidas de alivio con un alcance potencial de un millón y medio de trabajadores autónomos y más de 400.000 pymes. Además, elevará la recaudación en unos 3.144 millones de euros en dos años, una cantidad que permitiría duplicar la partida presupuestaria destinada a vivienda pública, y la subida temporal del impuesto de Sociedades y ha señalado que cubre prácticamente todo el presupuesto de becas y ayudas del curso 2021-22 más el aumento extraordinario de 100 euros por estudiante aprobado el pasado mes de julio.

Otro ejemplo que ha expuesto es que con la subida del IRPF a las rentas del capital superior a 200.000 euros, se cubren los 172 millones de refuerzo extraordinario a la atención primaria aprobados hace unos días por el Consejo de Ministros. El jefe del Ejecutivo ha insistido en que cualquier alivio fiscal debe destinarse a la mayoría social, no beneficiar a «los poderosos y minoritarios», y respecto al impuesto de solidaridad de las grandes fortunas ha proclamado: «esta vez los costes de la crisis no pueden recaer en la clase media trabajadora. Esta vez serán los más pudientes los que arrimen el hombro para sacar adelante el país. Como ejemplo de lo que no debe hacerse ha citado al Reino Unido, que tras el anuncio del Gobierno de Liz Truss de una bajada de impuestos», ha dicho que fue «una propuesta mal planteada y con grave riesgo para la sostenibilidad de los ingresos» que provocó una reacción sin precedentes, el desplome de la libra y el aumento exponencial de los tipos de interés. Es entonces -ha recalcado- cuando «el dogmatismo neoliberal hace aguas y se enmienda a sí mismo con una intervención acelerada para calmar los mercados y salvar los muebles del naufragio».