El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (d) y el ya exvicepresidente del Govern, Jordi Puigneró (i), en la sesión en la que el partido de Carles Puigdemont pidió a su socio que se sometiera a una moción de confianza. | Efe

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La confianza es clave en la vida. Hoy es además una de las palabras más repetidas en Cataluña, donde en las últimas horas un terremoto político ha estado a punto de llevarse por delante al gobierno de coalición al frente de la Generalitat, compartido entre Esquerra (ERC) y Junts. Tras horas de tiras y aflojas que arrancaron en el Parlament, este pasado miércoles por la noche el president Pere Aragonès trató de zanjar la polémica con un golpe de timón y de autoridad, a todas luces puesta en cuestión por sus propios socios ante los ojos de todos.

Aragonès dejó bien claro en su comparecencia pública, tras horas intensas de reuniones y encuentros, que la confianza en el seno del ejecutivo catalán quedaba muy dañada tras los últimos acontecimientos. La consecuencia directa fue el cese fulminante del vicepresidente y máximo representante de JxCat en el gobierno de la Generalitat, Jordi Puigneró. Así se lo comunicó personalmente al líder de Junts el propio Aragonès momentos antes de comparecer en rueda de prensa, con gesto severo, y admitir un par de preguntas.

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En sus palabras el president de la Generalitat de Cataluña deslizó que la sociedad catalana no puede permitirse un govern dividido y paralizado por las tensiones internas y la guerra abierta entre las dos formaciones por el dominio del espectro soberanista en un momento especialmente complicado, a las puertas de un otoño y un invierno que se plantean duros. Hay analistas que consideran que a Junts no le sienta bien la casaca de segundo en el orden de preferencias de los votantes independentistas, acostumbrados como lo estaban a ostentar la cúspide casi sin despeinarse.

Es por ello que la baraja se rompió cuando el grupo de Junts en la cámara catalana propuso que Aragonès se sometiera a una cuestión de confianza para demostrar ante todos los apoyos con qué cuenta. O contaba. Aragonès dijo que no es de recibo que Puigneró, supuestamente su máximo colaborador en el Govern, no le alertara del movimiento que iban a dar sus parlamentarios.

Asimismo, el dirigente de Junts, Jordi Turull, ha dejado claro este jueves que el cese de Puigneró puede acarrear consecuencias de calado. No se puede descartar ningún escenario en un momento en que la sociedad catalana, como la española y la europea en su conjunto, necesitna más que nunca confiar en las instituciones y en quienes las gobiernan. La incertidumbre se combate con confianza.