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Sin tregua. Los pisos cada vez son más caros. El precio medio de la vivienda nueva y usada en España subió un 8,4% en mayo de 2022 respecto al mismo mes del año anterior, según los datos de la tasadora Tinsa. La situación es especialmente grave en grandes ciudades como Madrid y Barcelona. Se acumulan ya 11 meses de incrementos interanuales de precio. Los datos de Tinsa son muy parecidos a los difundidos este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El precio de la vivienda libre subió un 8,5% en el primer trimestre del año en relación con el mismo periodo de 2021, según el organismo público. Se trata del mayor aumento interanual de los últimos 15 años.

A pesar de esta tendencia al alza, los consumidores todavía no sufren los precios desorbitados que se vivieron durante el boom del ladrillo en los años 2000. En concreto, los precios se han elevado un 31% desde que tocaron mínimos en febrero de 2015 tras la crisis financiera, pero todavía se encuentran un 21,9% por debajo de los niveles máximos alcanzados en 2007, cuando se produjo el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Los expertos descartan que España se encuentre ante una nueva burbuja inmobiliaria. «No es que el sector inmobiliario tenga una burbuja, pero tenemos que ser conscientes de que cuando suben los tipos de interés la renta del ciudadano de a pie se reduce. Con lo que posiblemente, la demanda se reduzca y puede haber una ligera corrección de precio», ha explicado José Manuel Marín, asesor financiero y consejero delegado de Fortuna SFP, en un reciente consultorio en Finect. «No estamos ante una burbuja inmobiliaria, sí hay un boom inmobiliario. Los precios están subiendo a ritmos muy altos en algunas zonas del país. Hay que tener en cuenta el contexto económico, con subidas de tipos de interés y tensiones inflacionistas. Esto lo que va provocar es que la capacidad de ahorro del ciudadano medio se va a reducir. Esto tiene un traslado a la vivienda: se van a realizar menos operaciones. Los precios no van a seguir subiendo con tanta fuerza como lo han hecho hasta ahora», coincide Beatriz Toribio, experta en el mercado inmobiliario, en un episodio del podcast Finect Talks.

Muchos ciudadanos ahorraron dinero durante la pandemia debido a las restricciones existentes para viajar. Los españoles son muy conservadores a la hora de gestionar su dinero y tienen una cierta querencia por el ladrillo. Por eso, la vivienda se mantiene como un activo interesante para muchos ciudadanos, ya que permite obtener ganancias gracias al alquiler. La compra directa de vivienda suele ser la principal vía de entrada de los consumidores españoles al mercado inmobiliario. Sin embargo, el elevado importe requerido para la inversión limita mucho el alcance. Esta no es la única forma de invertir en ladrillo, ya que existen otras opciones más rentables para invertir ahora en este sector.

Invertir en empresas inmobiliarias o socimis

Una de las opciones más fáciles para invertir en el sector inmobiliario es hacerlo mediante la compra de acciones de compañías inmobiliarias. Esto supone invertir en empresas de este sector que cotizan en Bolsa. También se puede optar por la inversión en socimis (sociedades anónimas cotizadas de inversión inmobiliaria), la adaptación de los REIT (Real Estate Investment Trust) al mercado español. Estas empresas disponen de una cartera de inmuebles de naturaleza urbana y obtienen sus ingresos del alquiler de esos edificios. Algunas socimis muy conocidas son Inmobiliaria Colonial y Merlin Properties, ambas integradas en el Ibex 35.

Fondos de inversión del sector inmobiliario

Otra forma más sencilla de invertir en el sector inmobiliario es hacerlo a través de un fondo de inversión inmobiliarios, como los que se pueden encontrar en el escaparate de Finect. La gran ventaja de estos productos financieros es la diversificación, ya que el usuario evita estar expuesto a un único mercado y, por tanto, disminuyen los riesgos. Los fondos inmobiliarios se dividen entre aquellos que tienen una exposición directa y aquellos que invierten de forma indirecta. Los primeros invierten en inmuebles, mientras que los segundos apuestan por compañías que desarrollan su actividad en este sector.

Un fondo de inversión del sector inmobiliario muy conocido es el Nordea Global Real Estate, que no exige ningún importe mínimo al realizar la inversión inicial. «Un fondo antiguo con magnífica trayectoria de largo plazo, muy recomendable», destaca Santiago Gil, asesor financiero y socio fundador de Personal Family Office. Otra opción es el Schroder ISF Global Cities, que se puede contratar desde 1.000 euros. «Se trata de un fondo que invierte en REITs o sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria, lo que resulta muy interesante para diversificar y 'descorrelacionar' nuestra cartera, ya que el sector inmobiliario fluctúa con cierto letargo respecto al ciclo económico y bursátil, actuando de valor refugio en momentos de recesión», señala Xabier Marañón, asesor financiero y consejero delegado de Benwar Enterprises.

Crowdfunding inmobiliario, la opción más novedosa

Una fórmula de inversión que cada vez cuenta con más seguidores es el crowdfunding inmobiliario. Este modelo se basa en que varios ahorradores se juntan para comprar una propiedad inmobiliaria o financiar la ejecución de una promoción. Tras realizar las aportaciones, estos inversores se convierten en copropietarios de la casa o del edificio y se beneficiarán de las rentas generadas por el alquiler o la venta del mismo, en función de la aportación que haya realizado cada uno. La inversión se gestiona a través de una plataforma de crowdfunding inmobiliario que se ocupa de localizar las diferentes oportunidades y las difunde a través de su página web, a cambio de recibir una comisión por las inversiones realizadas. Una de las plataformas más conocidas es Urbanitae, que permite a los usuarios invertir en proyectos inmobiliarios a partir de 500 euros.