El presidente (i) conversa con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares (d) en el pleno del Congreso de los Diputados. | Efe

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha descartado que el cambio de posición respecto al Sáhara esté relacionado con el espionaje con el programa Pegasus al que fue sometido su móvil, asegurando que no tiene «ningún problema» al respecto. El momento en que se produjo el espionaje, en el punto álgido de la crisis diplomática con Marruecos y en plena entrada masiva de migrantes en Ceuta, ha generado especulaciones con que Rabat estuviera detrás e incluso desde algunos grupos parlamentarios se ha planteado que la información obtenida haya podido ser empleada para presionar al Gobierno y que apoyara el plan de autonomía marroquí para el Sáhara.

En este sentido, y dirigiéndose al portavoz del PNV, Aitor Esteban, que ha verbalizado esta cuestión durante el Pleno en el Congreso en el que Sánchez ha comparecido para explicar su decisión, le ha asegurado que puede estar «tranquilo». «A diferencia de otros presidentes no tengo ningún problema con mi móvil», ha sostenido durante su réplica, y ante los comentarios generados en la sala por sus palabras, ha acotado: «A diferencia del señor Rajoy yo no tengo ningún problema con mi móvil». Con ello, el presidente ha querido referirse a los SMS que envió en su momento Rajoy intercambio con el que fuera tesorero del PP, Luis Bárcenas, cuando ya estaba en el punto de mira por la 'caja B' de financiación del partido. «Sé fuerte», le dijo en uno de aquellos mensajes.

Así las cosas, Sánchez ha sostenido que dio el paso de respaldar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara como «la base más sólida, realista y creíble» para una solución para alinearse con la postura que también mantienen otros países europeos y Estados Unidos y porque ahora hay un nuevo enviado de la ONU para el Sáhara que puede ayudar a las partes a encontrar una solución. Asimismo, ha insistido en que en un escenario de extraordinaria inestabilidad geopolítica como el actual «es evidente que la comunidad internacional se tiene que arremangar y resolver conflictos cronificados» y que ahora mismo no está en «la conversación pública internacional pero que pueden verse exacerbados como consecuencia de lo que está ocurriendo en el este de Europa». «Eso es lo que estamos haciendo», ha sostenido.

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«Podrán criticar, lo hacen legítimamente, pero la responsabildad del Gobierno de España en un conflicto que nos es tan propio, en el que estamos tan directamente implicados» como el del Sáhara y que además contamina las relaciones «entre dos socios como Marruecos y Argelia», es la de «hacer todo lo que esté en nuestra mano para contribuir a una solución que al final será algo que tengan que acordar las partes». Por otra parte, ha pedido expresamente a la portavoz del PP, Cuca Gamarra, que aclare si su partido apoya la autodeterminación del pueblo saharaui. «No me diga que están a favor de las resoluciones de la ONU porque en ellas se reconoce como una de las fórmulas» para una solución el plan de autonomía marroquí, ha subrayado.

En su turno Gamarra ha pedido a Sánchez que vuelva a una posición de «neutralidad activa» sobre el Sáhara en el marco de la solución negociada por las partes y ha preguntado de qué sirve el viraje si las aduanas con Marruecos siguen cerradas. Ha criticado además el «bandazo» y ha llamado la atención por las diferencias en el seno del Gobierno ante este asunto. En su rechazo a la decisión de su socio de Ejecutivo, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, se ha mostrado convencido de que una rectificación permitiría situarse en la legalidad internacional y en los principios progresistas y, además, serviría para frenar a la ultraderecha. Para él, está claro que «Marruecos es una potencia agresora» y el Sáhara es «el pueblo agredido».

Por parte de Vox, su presidente, Santiago Abascal, ha avisado a Marruecos de que el cambio de posición sobre el Sáhara sólo compromete a Sánchez y ha pedido a ese país que «de una vez por todas» reconozca la soberanía de Ceuta y Melilla. Socios de investidura como PNV y Bildu han acusado al presidente del Gobierno de haber abandonado a su suerte a los saharauis con un giro sobre el Sáhara que consideran un error por las consecuencias en las relaciones con Argelia. En la relación con este país en medio de la crisis energética ha incidido la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Finalmente Gabriel Rufián, de ERC, ha considerado por su parte que la decisión de Sánchez sólo supondrá que la gendarmería marroquí «dé palos» a quienes intentan llegar a España huyendo de la hambruna.